Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
martes, 19 de marzo de 2013
JESÚS Y SAN JOSÉ
“El Evangelio de Hoy”: Mateo 1,16.18-21.24a
Lectura del santo evangelio según san Mateo:
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El
nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada
con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra
del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla,
decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le
apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David,
no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en
ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre
Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Cuando José se
despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy
celebramos la fiesta de San José el esposo de María y padre adoptivo de Jesús. San
José es una figura poco destacada por las escrituras pero lo que de él nos
dicen puede ayudarnos mucho. Lo que se destaca en el Nuevo Testamento es su
silencio, su escucha y su obediencia discreta a la voluntad de Dios discernida.
Al igual que nosotros, la primera reacción de José ante una situación
inesperada e incomprensiva, fue de repudiar a su prometida, aunque el texto
agrega que en silencio, como para no hacer daño a María. Pero al entrar a su
interior y pensar más detenidamente el asunto, pudo darse cuenta de que Dios
estaba de por medio y le pedía un acto de fe y confianza. En lo adelante, ya
despierto, José hará lo que le ha dicho el Ángel del Señor.
En el Evangelio de Hoy encontramos a Jesús que vive y actúa con la libertad que
viene de Dios. Está convencido de que su tarea misionera y mesiánica la recibe
de Dios. Una tarea que lo impulsa a anunciar la Buena Noticia a la humanidad, a
rescatar a los hombres y mujeres perdidos por el pecado, a devolver la vista a
los ciegos, la salud a los enfermos, la libertad a los oprimidos y a ser fuente
de alegría y de gozo para los pobres y sencillos de la tierra. Jesús sabe que
su misión viene de Dios para construir su Reino. Esta tarea está por encima de
los nexos de la carne y de la sangre; se proyecta hacia la alegría y el
compromiso por la causa del Reino. Pidamos a Jesús que nos enseñes a soñar como
José, de manera positiva y obediente y a poder como él mismo, encargarnos de
las cosas de Dios, de su voluntad y su reino… Que esta manera de dejarnos
enriquecer nos salve.
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