Una reflexión del Evangelio en perspectiva teológico-pastoral para animar desde la liturgia, la vida de fe en su compromiso personal y comunitario
viernes, 15 de marzo de 2013
EL RECONOCIMIENTO DE JESÚS
“El Evangelio de Hoy”: Juan 7,1-2.10.25-30
Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, recorría Jesús la
Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo.
Se acercaba la fiesta judía de las tiendas. Después que sus parientes se
marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a
escondidas.Entonces algunos que eran de
Jerusalén dijeron: "¿No es éste el que intentan matar? Pues miren cómo
habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido
de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el
Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene." Entonces Jesús,
mientras enseñaba en el templo, gritó: "A mí me conocen, y conocen de
dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es
veraz; a ése ustedes no lo conocen; yo lo conozco, porque procedo de él, y él
me ha enviado." Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar
mano, porque todavía no había llegado su hora. Palabra del Señor.
Reflexión
Los hombres y mujeres que se dejan
impulsar por el Espíritu de Dios son personas extraordinarias capaces de vivir
en contracorrientes en medio de una sociedad guiada por intereses ajenos al
proyecto de Dios. No todas las personas que cohabitan con un profeta tendrán la
capacidad de reconocerlo como tal. Todo lo contrario, o lo verán como un loco o
loca, o lo acusarán de comportamiento antisocial y hasta de blasfemo como
sucedió con Jesús y tantos otros a lo largo de nuestra historia. Jesús asume su
responsabilidad frente a la historia. Comprende que su papel es importante y
crucial frente a los sistemas de muerte que imponían la religión hipócrita e
inmoral del judaísmo y el sistema egoísta y opresor del imperio romano. Dios no
le ahorró a Jesús la angustia, el dolor, la soledad, el llanto, la duda, ni
siquiera la muerte.
Nosotros no podemos pretender hoy,
obedecer a Dios y ser elogiados, comprendidos y amados por la mayoría de
nuestros contemporáneos. Estamos llamados a asumir el cristianismo con la
radicalidad que implica el seguimiento de Jesús. Pero sobre todo hemos de saber
que seguir el proyecto de Dios al estilo de Jesús, no es esperar que Dios
solucione nuestros problemas; por el contrario, es echarnos un problema más
complejo encima. En eso consiste el verdadero seguimiento de Jesús. Pero Jesús
supo, y nosotros debemos saber, que Dios no abandona a sus hijos e hijas sino
que le acompaña y le salva. Buen viernes.
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