EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

sábado, 23 de marzo de 2013

DECIDEN MATAR A JESÚS

“El Evangelio de Hoy”: Juan 11,45-57 Lectura del santo evangelio según san Juan: En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: "¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación." Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Ustedes no entienden ni palabra; no comprenden que les conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera." Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: "¿Qué les parece? ¿No vendrá a la fiesta?" Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo. Palabra del Señor. Reflexión Con el signo realizado con Lázaro el hermano de Marta y de María, de revivirlo varios días después de su muerte, se radicaliza la posición de las autoridades contra Jesús. La gente se entusiasman con él y los judíos temen que sus instituciones se desmoronen. Jesús es conducido a la muerte. Los signos y prodigios que hacía dejaban en evidencia que el sistema religioso era caduco y distante de la novedad que traía Dios a través de Jesús de Nazaret. Esos hombres, en su cerrazón, prefirieron el camino equivocado, negándose a redescubrir y sentirse fascinados por el Dios vivo y verdadero que Jesús acercaba a la humanidad. A veces entendemos equivocadamente el evangelio de hoy, atribuyendo a Jesús una muerte deseada y demandada por su Padre Dios. La muerte de Jesús en la cruz no fue un acto de masoquismo. Tampoco fue un acto planeado por Dios; fue más bien la consecuencia de su radicalidad, de la opción por el proyecto del Reino, de su amor a los más vulnerables; fue el resultado de mostrar la novedad del rostro de Dios: un rostro amoroso, misericordioso, cercano a los pobres y al servicio de la vida de los más desprotegidos de la historia. Hoy corremos el riesgo de rematar a Jesús haciendo caso omiso a su palabra y organizándonos de manera contraria a su enseñanza.

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