EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 21 de diciembre de 2012

LA DICHA DE LA FE


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 1,39-45

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."  Palabra del Señor.

Reflexión.

Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. La Virgen sale rápidamente para ir a casa de Zacarías e Isabel a comunicar la buena noticia, cuyo gozo desborda su corazón. Ella ha escuchado la Palaba del ángel, ha aceptado la misión, y engendra la misma “Palabra” en sus entrañas. Pero su elección no es sólo para ser madre pasiva del Salvador, sino que se siente enviada a comunicar la Palabra al pueblo que espera ansioso al Mesías liberador (personificado en Isabel y Zacarías). Por eso el encuentro de María con Isabel es un encuentro maravilloso, que el evangelista ilustra magistralmente con el “salto de gozo” de la criatura en las entrañas de Isabel.
 
Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. María es proclamada como la gran bienaventurada por Isabel, a causa de su plena confianza y disposición para realizar la voluntad de Dios y cooperar en la Historia de Salvación. Por eso María es modelo de creyente, de discípula y de misionera. Abrir el corazón a la Palabra y dejarla crecer en el interior impulsa al creyente a salir a anunciarla por todas las montañas escabrosas del mundo entero. Nosotros podemos vivir la misma experiencia de fe y de compromiso con Dios si nos  dejamos llenar del Espíritu de Dios y responder con gozo a su llamado. Aprovechemos este tiempo de fiestas navideñas para creer verdaderamente en la Palabra hecha carne y compartir alegremente nuestra vida con los que nos rodean.

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