EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 5 de noviembre de 2012

LA GRATUIDAD = HUMANIZAR

“El Evangelio de Hoy”: Lucas 14, 12-14 Lectura del santo evangelio según san Lucas: En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos." Palabra del Señor. Reflexión Todas estas enseñanzas de Jesús se enmarcan en un esfuerzo por hacer notar la necesidad de ser críticos frente a la realidad y a las prácticas que parecen naturales y normales pero que realmente nos alejan de la fraternidad, de la justicia y la voluntad de Dios. Jesús desafía los prejuicios sociales y religiosos de su época y su cultura. El objetivo de los banquetes no era suplir las necesidades de alimento, sino que eran un modo para conseguir nuevos aliados, consolidar antiguas amistades y demostrar a simpatizantes y adversarios que se contaba con los recursos económicos y sociales para asumir un gasto extraordinario. ¿Qué valor tiene todo esto con miras a construir el Reino de Dios? Hace ya dos mil años que Jesús advirtió estos peligros a sus seguidores y seguimos en lo mismo como si nada. Lo primero que hace Jesús es alertar a los invitados para que no caigan en el eterno juego de sentarse en los asientos preferentes para indicar su posición social, religiosa y política. El siguiente gesto se dirige al anfitrión, para que no convierta un momento de encuentro y gratuidad en una ocasión para exhibir su poder y su ambición. Para Jesús, la cena era un momento de comunión con todos aquellos que, aunque excluidos de la escala social, religiosa o económica, eran capaces de abrazar la causa del Reino y hacer del alimento un gesto de solidaridad que anticipa la justicia de Dios. No podemos actuar como si no tuviéramos fe. Cada acción de nuestra vida debe orientarse en la construcción de estructuras que posibiliten ver la presencia del Reino de Dios. No olvidemos que hemos sido asociados a la misión de Jesús, con él vivimos, con él padecemos nuestros problemas y dificultades, con el morimos y resucitamos. Nuestra fe cristiana nos desafía hoy a retar los prejuicios culturales, que otorgan mayor valor a las personas que cuentan con mayor crédito económico, excluyendo a aquellos que carecen de los medios para hacerse reconocer de bancos, empresas e instituciones. Como cristianos debemos saber que lo único que incrementa nuestro inmenso valor como seres humanos es la capacidad de solidarizarnos con quienes han sido despojados de su dignidad humana. Nuestros valores humanos nos hacen permiten vivir desde ya en perspectivas de eternidad.

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