Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo, designó el Señor otros
setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y
lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los
obreros pocos; rueguen, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Pónganse en camino! Miren que les mando como corderos en medio de lobos. No
lleven talega, ni alforja, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por
el camino.
Cuando entren en una casa, digan
primero: "Paz en esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará
sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes. Quédense en la misma casa, coman
y beban de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No anden
cambiando de casa. Si entran en un pueblo y les reciben bien, coman lo que les
pongan, curen a los enfermos que haya, y digan: "Está cerca de ustedes el
Reino de Dios." Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy celebramos la fiesta de San Lucas evangelista.
Lucas es un cristiano convencido que pone todo su empeño en transmitir a las
futuras generaciones de creyentes en Cristo su experiencia de fe. El
evangelista Lucas perteneció a la tercera generación de seguidores de Jesús.
Estas personas conocieron a quienes fueron testigos oculares de la predicación
de Jesús y del nacimiento de la iglesia y luego se convirtieron en servidores
de la Palabra (Lc 1, 1-4). Lucas perteneció a esta generación y comprendió, como
ningún otro, la urgencia de hacer una presentación orgánica del mensaje
cristiano. El evangelio de hoy nos habla de cómo un buen grupo de creyentes, y
no solo los 12, se incorporaron a la labor evangelizadora de Jesús.
Los escritos de San Lucas los encontramos
en dos partes y abarcan desde los antecedentes del nacimiento de Jesús en
Galilea hasta la llegada del evangelio cristiano a Roma. Un breve lapso de tiempo
para la historia, pero un cambio definitivo para la humanidad. De igual forma
su relato insiste en la importancia de que las nuevas generaciones de
cristianos aprendan a «escuchar» el testimonio de las generaciones precedentes
y se transformen, por la fuerza del evangelio, en servidores de la Palabra. Al
igual que los 72 los cristianos de hoy somos llamados a vivir la misión de anunciarles
a Jesús a los demás.
Estamos celebrando los 50 años del
Concilio Vaticano II que nos ha aportado la posibilidad de acceder a la Sagrada
Escritura y de orientar su vida, personal y comunitaria, a la luz de la
Palabra. Sin embargo, con frecuencia falta preparación para acceder a una
auténtica lectura orante que sepa conjugar las exigencias de la ciencia, las
luces de la fe y la práctica del amor. Pidamos a Dios en nuestras oraciones que
nos permita estar siempre abiertos a la palabra de Dios y a discernir realmente
cuál es hoy su voluntad, para disponernos a vivirla. Demos gracias a Dios,
también, por la vida y obra a San Lucas quien nos regaló el libro de Hechos de
los Apóstoles y el Evangelio según San Lucas.
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