“El
Evangelio de Hoy”: Lucas 12, 54-59
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo decía Jesús a la gente:
"Cuando ven subir una nube por el poniente, dicen enseguida:
"Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur dicen:
"Va a hacer bochorno", y lo hace. ¡Hipócritas!: si saben interpretar
el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no saben juzgar ustedes mismos lo
que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que
te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él mientras van de
camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia,
y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no
pagues el último céntimo". Palabra del Señor.
Reflexión
¿Qué nos está revelando Dios en nuestro
tiempo, en el presente? Lo que acontece hoy, la realidad que vivimos, ¿A
qué nos invita de parte de Dios? Leer
los signos de los tiempos es saber discernir cómo nos habla Dios hoy.
Interpretar los signos de los tiempos es actuar con sabiduría, descubrir la
presencia de Dios presente en medio de nuestro pueblo en su dura tarea de
avanzar hacia la realización del
proyecto de Dios que es su Reino. ¿Dónde y cómo está Dios hoy? Qué nos está
diciendo?
Nuestra sociedad y nosotros en ella contabilizamos
los avances de las ciencias y disfrutamos, hasta donde podemos, de la
tecnología y de los grandes y pequeños descubrimientos que hacen que la vida
sea más confortable. Sin embargo, ¿hasta dónde nos esforzamos para erradicar
los grandes males que aportan dolor y sufrimientos a un porcentaje escandaloso
entre los habitantes de nuestro mundo? Las
naciones que protagonizan la conducción del mundo y sus instituciones han
dedicado millones y millones de recursos a la ciencia, a la exploración del
espacio y ha logra inmensos avances en búsquedas. Eso está muy bien, para eso
nos ha dotado Dios de inteligencia y de sentido trascendente. Lo que no podemos
aceptar es que hasta hoy no se haya encontrado la fórmula para erradicar las
vergonzantes desigualdades que se viven en nuestros pueblos: el hambre, la
desnudez, las injusticias que galopan como si estuviésemos convencidos de que
son realidades normales y naturales.
Desde hace siglos el Antiguo Testamento
da testimonio de que el pueblo creyente afirmó que Dios escuchó el clamor de su
pueblo y “bajó” para liberarlo. ¿Cómo leyó el pueblo de Dios ese signo de la
sensibilidad de Dios en medio de su realidad dolorosa e indigna? A nosotros nos
toca saber leer e interpretar los signos de la presencia liberadora de Dios
hoy. No le dejemos esta tarea solo a los líderes de nuestras iglesias ni a los grandes teólogos. Es una tarea de
todos y todas. Aún estamos en camino, pongámonos de acuerdo para vivir como
hermanos y hermanas. Así nos reveló Jesús nuestra existencia en Dios. Recordemos
que: 1) ninguna realidad es fatal, irremediable ni definitiva. Dios actúa en la
historia; 2) Los conflictos se dirimen al interior de las instancias, instituciones
o realidades en las que acontecen, sin secretismos ni tapaderas irresponsables.
Solo hay que hacer valer los criterios del Evangelio. 3) No podremos asumir realmente
las enseñanzas de Jesús si no aprendemos a interpretar el momento presente y la
mediación de la historia. Adelante!!!
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