EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 16 de octubre de 2012

DAR DE LO DE DENTRO


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 11, 37-41

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: "Ustedes, los fariseos, limpian por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosan de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Den limosna de lo de dentro, y lo tendrán limpio todo." Palabra del Señor.


Reflexión

¿Qué significa dar de lo de dentro? Me parece que es el don espiritual, el testimonio de vida, la coherencia entre lo que creemos y lo que somos y hacemos de cara a los demás. Ser puros no significa estar limpios por fuera, haberse bañado bien y perfumado. Para los fariseos, la pureza y el estado de gracia, la bondad,  estaba puesto en la observancia literal de la ley, especialmente lo referente al culto, a los ritos y, sobre todo, en costumbres de higiene. Se daba más valor a cosas puramente funcionales, y se perdían de vista las exigencias sociales de la Ley.
“Den más bien en limosna lo que tienen y entonces todo será puro para ustedes”. Para ser fiel a lo que Dios pide de nosotros no basta observar sólo la letra de la ley. Esto sería lo mismo que limpiar el vaso o el plato por fuera y dejar el interior lleno de suciedad: robo y maldad. No basta no matar, no robar, no cometer adulterio, no jurar. Sólo observa plenamente la ley de Dios aquel que, más allá de la letra, va hasta la raíz y arranca desde dentro de sí los deseos de “robo y de maldad” que pueden llevar al asesinato, al robo, al adulterio. La plenitud de la ley se realiza en la práctica del amor.
También hoy tenemos que buscar que nuestras normas, costumbres, cultos y ritos no vayan en contra de la vida, de los más pobres. Que nuestras prácticas no afecten la vida de nadie. En el fondo, toda organización ética,  moral, política y religiosa debe hacerse a favor de la vida integral de toda la Creación de Dios.

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