EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 3 de septiembre de 2012

 EN EL MES DE LA BIBLIA
“El Evangelio de Hoy”: Lucas 4, 16-30

Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo fue Jesús a Nazaret, donde se había criado; entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desarrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor". Y, enrollando el libro, lo devolvió al que lo ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: "Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír". Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: "¿No es éste el hijo de José?" Y les dijo: "Sin duda me recitarán aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí, en tu tierra, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm". Y añadió: "Les aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Les garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio". Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba. Palabra del Señor.

Reflexión
En este texto del evangelio encontramos  la descripción de la misión de Jesús. El es el Evangelio de  Dios viviente, la Buena Noticia para los pobres, marginados sociales y todo tipo de necesitados  La intención de Jesús es devolver esa palabra de consuelo y esperanza al pueblo que sufre, ya que la función original de la Escritura es la de animar la vida de fe del creyente sencillo. Las palabras de Jesús, aunque pertenecen a la esencia del mensaje profético, no son bien recibidas por cuanto suponen una manera de asumir la misión que se aparta de la interpretación tradicional. Esta interpretación tradicional estaba mediatizada y reducida por prácticas de  culto y ritos vacíos que se apartaban de la voluntad de Dios.
Muchas comunidades cristianas de hoy han iniciado un proceso parecido de acercamiento a la Palaba de Dios, La Biblia, buscando a la luz de los textos bíblicos, cual es la Buena Noticia de Dios en medio de la realidad. Muchos  le llaman Lectura Popular de la Biblia, por ser un movimiento espontaneo que no emanó de un plan eclesial de pastoral sino de la inspiración del Espíritu en personas sencillas de nuestras comunidades cristianas. El pueblo sencillo ha comenzado a leer directamente la Sagrada Escritura. Esto ha llevado a recuperar venerables tradiciones de lectura como la “lectio divina” (“lectura orante de la Palara”) y a crear nuevos modos de acercamiento como la Lectura Comunitaria y Pastoral de la Biblia. Hay incluso, en nuestros días, esfuerzos extraordinarios que acompañan este movimiento de lectura de la Biblia entre los creyentes católicos. Mencionemos, para no ir más lejos, la práctica que en estos momentos están desarrollando los Misioneros Claretianos con la impresión y difusión masiva de la Biblia en diferentes idiomas y a precios asequibles.
 Lo importante es recuperar lo esencial de la Escritura, que es ser buena noticia para todos, particularmente para el pueblo pobre, creyente y sencillo. Estos modos también ayudan para que sea la misma comunidad cristiana la que asuma la misión de Jesús y se sienta ungida y comprometida con la transmisión del  evangelio a todos los pueblos. En medio de tantas malas noticias reales que agobian nuestras vidas, busquemos en la Palabra de Dios los elementos necesarios que nos reanimen en la esperanza y nos comprometan en la práctica cristiana de la fraternidad y la justicia.

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