EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 23 de agosto de 2012

ALIANZA Y FIDELIDAD


 “El Evangelio de Hoy”: Mateo 22, 1-14

 Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, diciendo: "El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Vengan a la boda". Los convidados no hicieron caso, uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Vayan ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encuentren convídenlos a la boda". Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos".  Palabra del Señor.

Reflexión
Todos y todas anhelamos la salvación. Jesús describe la salvación como la participación en el Reino de Dios. El reino de Dios es comparado a un gran banquete de bodas, una Alianza y nos convida insistentemente a esta fiesta eterna. A nosotros nos  gusta ser invitados a grandes y pequeñas fiestas y cuanto más, cuanto mayor es la distinción de quien invita. ¡Jamás se nos ocurriría desairar un evento de esta índole. Elegiríamos nuestro mejor atuendo y estaríamos en correrías varios días antes, preparándonos para tan gran y único evento.

Jesús nos ha invitado a participar en el Reino…Hemos sido elegidos, llamados. Tenemos toda esta vida para prepararnos. La manera de Jesús vivir, hablar y actuar nos orientan sobre el cómo vestirnos para este banquete. Lo menos que podemos hacer es vestirnos apropiadamente. Disponernos a participar, prepararnos…poner lo mejor de nosotros. El “traje de fiesta” es la conversión, el cambio de corazón y de vida indispensables para entrar en el Reino de Dios. El trato igualitario a las personas, sin discriminaciones ni prejuicios. La fidelidad y lealtad que nos toca vivir como nuestra parte en la alianza con Dios.


Es por ello que estamos llamados a no desperdiciar nuestro tiempo y aprovechar desde ya para vivir la alegría de sabernos tenidos en cuenta por Dios, amados hasta la saciedad por él, acompañados día y noche por su ternura y su misericordia. Dios nos ofrece todo de manera gratuita y amorosa, sólo nos pide que aceptemos su propuesta y entremos en su dinámica de vida compartida. Sabemos que no es nada fácil la vida en comunidad pues tenemos grandes diferencias de ideas, costumbres, hábitos, actitudes; pero nos une nuestra condición humana, nuestro objetivo de ser parte del  Reino de Dios. Esto debe primar a nuestros intereses particulares y disponernos a descubrir y realizar la voluntad de Dios. No hay tiempo que perder, vamos todos y todas al banquete del Señor, viviendo el día a día con alegría y compartiendo lo que somos y tenemos.

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