“El Evangelio de Hoy”: Juan 6,22-29
Lectura del santo evangelio según san
Juan:
Después que Jesús hubo saciado a cinco
mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día
siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no
había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus
discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas
lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre
el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni
Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en
busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
"Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Se lo
aseguro, me buscan, no porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta
saciaros. Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que
perdura para la vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; pues a éste lo
ha sellado el Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras
tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús:
"La obra que Dios quiere es ésta: que crean en el que él ha enviado."
Palabra del Señor.
En el Evangelio de Hoy Jesús quiere
hacer caer en cuenta a sus seguidores de
la necesidad de tener metas y objetivos duraderos. No podemos conformarnos con
comer y acomodarnos. La conciencia crítica es muy importante para el
desarrollo, la realización y la salvación de la persona. Este relato se conecta
profundamente con lo que el filósofo Hegel, en su momento, afirmaba con
relación a la importancia de la historia: El destino del espíritu es hacerse
consciente de sí mismo.
Ahora que estamos en medio de una
campaña electoral (en República Dominicana, en Francia, en Estados Unidos, en
Venezuela, entre otros países) no podemos quedarnos en acciones coyunturales.
Todo el que come hoy necesita volver a comer mañana, eso no resuelve, no podemos
vivir para comer. Nuestra conciencia no puede ser empeñada a cambio de cosas
que pasan. Jesús recrimina a esa multitud de seguidores-entusiastas porque no
son conscientes de lo que están haciendo; no han comprendido el sentido
último de los signos realizados (multiplicación de los panes y caminar sobre
las aguas); están interesados únicamente en los beneficios que pueden recibir
del mismo Jesús. Esta multitud no busca al Maestro, quien es la luz y la vida;
sólo buscan el alimento transitorio, aquel que mantiene nuestra vida
terrena-biológica.
¿Cómo combinar nuestras acciones y
reacciones de manera que alcancen trascendencia? Está claro que tenemos unas necesidades
básicas que satisfacer, pero satisfacer estas necesidades no da sentido a
nuestra vida. El interés de Jesús es que sus seguidores puedan encontrar en él
el alimento que otorga el sentido pleno a la existencia y a la historia (Dios),
y que puedan recuperar la dignidad y la vida que el poder de dominio de algunos
pocos les ha arrebatado. La misión de la Iglesia hoy es despertar la conciencia
crítica del ser humano, ayudarlo a ser consciente de su historia y de su
existencia en el mundo. Que Jesús
Resucitado nos acompañe y ayude a centrarnos en o esencial en medio de nuestras
necesidades y curiosidades.
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