EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 31 de agosto de 2017

ATENTOS Y VIGILANTES

“El Evangelio de Hoy”: Mt 24, 42-51

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Estén en vela, porque no saben qué día vendrá su Señor. Comprendan que, si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estén también ustedes preparados, porque a la hora que menos piensan viene el Hijo del Hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichosos ese criado si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Les aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes". Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús insiste mucho sobre la vigilancia. Sabe lo distraído que somos los seres humanos. Sabe que nos acomodamos a lo fácil y que cuando lo que esperamos tarda en llegar, nos desesperamos y tiramos para otros lados. Sabemos que lo que Jesús enseña como camino de vida es la fraternidad, la justicia, en una palabra, el amor. Nosotros fácilmente reducimos la fe a palabras vacía.

La vigilancia hay que vivirla asumiendo actitudes. La primera, construir y constituir un capital espiritual que nos impulse a confiar en Dios y a superar la inseguridad que nos amenaza a diario. Una espiritualidad bien fundada es un capital que no puede ser sustraído por ninguna circunstancia y que nos da la fuerza necesaria para vencer los temores. La segunda, ejercer la tarea del administrador eficiente que con diligencia realiza sus deberes y cuida de aquellas personas que están a su cargo, ya que su deber no es ‘vigilar y castigar”, sino animar y promover.

El evangelio nos invita a buscar nuestra seguridad en el crecimiento de los valores humanos y espirituales y a compartir en comunidad ese camino de aprendizaje. No podemos quedarnos con cositas vividas por arribita.

lunes, 28 de agosto de 2017

iNECIOS Y CIEGOS!

“El Evangelio de Hoy”: Mt 23, 13-22

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el reino de los cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quieren. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que viajan por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo consiguen, lo hacen digno del fuego el doble que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él." Palabra del Señor.

Reflexión

El texto de hoy tiene cuatro acusaciones concretas, todas introducidas con la misma fórmula: “¡Ay de ustedes!”. La primera es una crítica a los fariseos que cierran las puertas del Reino de los cielos a la comunidad. En la segunda, Jesús manifiesta su repudio y condena a quienes pretenden enriquecerse y sacar provecho del sufrimiento de los más indefensos de la sociedad. En la tercera, se hace una dura crítica a los misioneros que atraen partidarios sin ofertas claras de salvación, por lo que terminan perdiéndose. La cuarta acusación va dirigida a quienes con el juramento esconden la ambigüedad de la fe.

Estos “ay de ustedes” de Jesús nos invitan a meditar sobre el potencial hipócrita que hay en nosotros, en nuestras familias, en nuestra iglesia y en la sociedad. La hipocresía, la doble moral, las incoherencias de vida, los fanatismos, dejan constancia que las actitudes farisaicas siguen vivas y en pleno crecimiento. Recordemos que sólo la verdad nos hará libres. 

sábado, 26 de agosto de 2017

USTEDES SON HERMANOS

“El Evangelio de Hoy”: Mt 23, 1-12

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: hagan y cumplan lo que les digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente a los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame "maestros". Ustedes, en cambio, no se dejen llamar maestro, porque uno solo es su Maestro, y todos ustedes son hermanos. Y no llamen padre suyo a nadie en la tierra, porque uno solo es su Padre, el del cielo. No se dejen llamar jefes, porque uno solo es su Señor, Cristo. El primero entre ustedes será su servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Palabra del Señor.

Reflexión.

Jesús nos proporciona principios y criterios con los que podemos discernir de manera consciente y libre, qué actitud asumir frente a los diferentes acontecimientos que llegan a nuestras vidas. Ello es muy importante  a la hora de tomar una decisión personal, familiar o comunitaria. Otras cosas son los  consejos y  las orientaciones en forma de recetas que hay  que cumplir para obtener resultados. Jesús trata con personas capaces de elegir lo que más le conviene o lo contrario. Lo que los evangelios nos ofrecen son criterios para nuestra elección.
Es enfermizo andar exigiendo títulos de acuerdo a nuestros oficios y dedicaciones.

Al estilo de Jesús lo nuestro es convertirnos en fuerza de vida para nuestros hermanos y hermanas. Como Jesús podemos aprender a servirles a los demás sin esperar de ellos que nos adulen y nos reconozcan públicamente. Jesús se constituyó en verdadero alimento para sus discípulos pero nunca les exigió que le llamaran Dios ni les obligó a hacer lo que él les enseñaba. Todas las enseñanzas de Jesús son fuente de inspiración para nosotros vivir responsablemente nuestra fe y constituirnos en comunidades vivas que avanzan en su peregrinación hacia el Reino de Dios.

viernes, 25 de agosto de 2017

AMAR A DIOS Y AMAR AL PRÓJIMO

“El Evangelio de Hoy” Mt 22, 34-40

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús, y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" El le dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Para Jesús, el amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables. El amor a Dios y el amor al prójimo son dimensiones fundamentales, dice Jesús a los fariseos que intentan ponerlo a prueba. A nosotros nos toca hoy buscar la manera de articular la práctica de esta exigencia de fe en la vida diaria. A quienes creen que todo lo saben y quieren poner en apuros a Jesús, Él le recuerda el mandato que repetían los judíos al recitar la oración del Shemá, al comienzo y al final del día, pero enseguida añade otro mandato que está recogido en el libro del Levítico (Lv. 19, 18) sobre el amor al prójimo.

Este mandamiento nos exige más que cumplimientos formales, invita a vivir profundamente en relación con Dios y quienes nos rodean. Cuando elijamos uno sólo de estos dos amores los perderemos los dos pues son inseparables. Al Dios de nuestra Sagrada Escritura no se le encuentra desinteresándose del prójimo. El amor lo relativiza todo. Si un precepto no se deduce del amor o va contra el amor, queda vacío de sentido, no sirve para construir la vida tal como Dios la quiere.

jueves, 24 de agosto de 2017

SAN BARTOLOMÉ

“El Evangelio de Hoy”: Jn 1, 45-51

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: "Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret." Natanael le replicó: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y verás." Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y le añadió: "Yo les aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre." Palabra del Señor.

Reflexión

Celebramos hoy la fiesta de San Bartolomé Apóstol. Nada sabemos sobre él que no sea lo que nos dice este texto del evangelio de hoy. Pero lo importante de San Bartolomé y de los demás Apóstoles es que continuaron la misión de Jesús y por ellos nosotros conocemos la vida y la obra de nuestro Maestro. Al  igual que de Bartolomé de nosotros, cristianos de hoy, se espera que demos seguimiento a la obra misionera  de Jesús, mostrando el amor sin fronteras de Dios presente en nuestra historia para salvarnos.  

Como a Bartolomé, muchas veces nos sorprende el llamado que nos hace Jesús desde su Palabra en medio de las vicisitudes de la vida cotidiana y los innumerables problemas que nos abruman. El evangelio nos sorprende muchas veces a la sombra del árbol de la desesperanza y nos conduce al árbol de la vida, donde siempre es posible discernir el presente y tomar una decisión acorde con la voluntad de Dios. No nos dejemos reducir por nuestras tendencias individualistas, dejemos que Dios haga de nosotros personas de verdad, libres y abiertas a la trascendencia.

miércoles, 23 de agosto de 2017

AMOR, JUSTICIA Y NECESIDAD

“El Evangelio de Hoy”: Mt 20, 1-16

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo debido". Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros parados, y les dijo: "¿Cómo es que están aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado". Él les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña". Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros".
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno". El replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos". Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de Hoy nos plantea el tema de la Justicia. Generalmente manejamos la definición de la justicia que nos indica que es dar a cada quien lo que le pertenece. Pero  la parábola de los trabajadores de la viña desafía nuestro sentido de equidad, ya que fácilmente nos sentimos inclinados a pensar que la paga debe ser proporcional al trabajo realizado. Sin embargo, una lectura atenta del texto nos ayuda a comprender cómo la equidad está en ofrecer a todos las mismas posibilidades. En nuestros países con altos índices de desempleo, la gente trabaja por lo que le paguen, lo importante es hacer algo para sobrevivir.
Estamos invitados a crecer en nuestra manera de enjuiciar a los demás. Ser sensibles a las necesidades reales de los que nos rodean y a la medida de nuestras posibilidades, ayudar a los otros a vivir dignamente. Comprender la justicia a partir de las necesidades particulares y no llevarnos solamente por las percepciones sociales que nos engloban de manera desproporcional. Dios actúa con justicia y amor. Dejemos que su manera nos influya y anime en la esperanza. Para ello estemos atentos y atentas a su oferta de salvación y a su promesa de acompañarnos en el día a día. Dios es amor, aprendamos de él.

martes, 22 de agosto de 2017

DIOS LO PUEDE TODO

“El Evangelio de Hoy”: Mt 19, 23-30

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Créanme; difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los cielos". Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: "Entonces, ¿quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo". Entonces le dijo Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?" Jesús les dijo: "Créanme, cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido, se sentarán en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros". Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy contrapone dos actitudes: 1) la de aquellos que ya dejaron todo por seguir a Jesús, 2) la de quienes siguen haciendo componendas para “hacer pasar el camello por el ojo de la aguja”. La llamada de Jesús es clara: ser pescadores de nueva humanidad. Las implicaciones, en cambio, son complejas, porque comienzan por compartir su estilo de vida y misión, por vivir en absoluta solidaridad con el prójimo y con el universo y por tener como único tesoro el amor de Dios. Estas exigencias eran realizadas de diversas maneras por el grupo de seguidores. Nada de esto es fácil. Vemos que el seguimiento de Jesús es vivido de manera diferente por cada persona pero lo importante es tener la actitud de confianza en la propuesta de fraternidad y justicia que Jesús aporta pues es esa actitud la que construye la comunidad de hermanos y hermanas que obedecen a Dios como Padre.

"Entonces, ¿quién puede salvarse?" Nadie, es Dios quien nos salva por la vida, muerte y Resurrección de Jesús. Para nosotros es imposible pero Dios hace hasta lo imposible por salvarnos. Generosamente Dios se ha despojado para engrandecernos, asumiendo nuestra historia y renovando todo en Cristo. Somos llamados a agradecer sinceramente a Dios por salvarnos. Nuestra respuesta debe ser el asumir confiados la actitud de discípulos y discípulas que siguen al Maestro intentando con todas las fuerzas, aprender de él a obedecer a Dios. 

lunes, 21 de agosto de 2017

EL JOVEN SE FUE TRISTE

“El Evangelio de Hoy”: Mt 19, 16-22         

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: "Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos." Él le preguntó: "¿Cuáles?" Jesús le contestó: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo." El muchacho le dijo: "Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?" Jesús le contestó: "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo." Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico. Palabra del Señor.

Reflexión

Hay un doble interés manifiesto en “El Evangelio de Hoy”: Jesús quiere instruir a sus discípulos, y el evangelista a su comunidad, sobre la actitud que debemos tener los cristianos frente a la riqueza y la pobreza. El diálogo inicial sobre lo que debemos hacer para alcanzar la salvación se mueve en la lógica de lo que todos ya saben. Cumplir los mandamientos. Algo que el joven rico ha hecho y bastante bien. Sin embargo, la pregunta clave es la que se encuentra en la mitad del relato: ¿Qué me queda por hacer? Jesús propone la perfección. : "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo."

No basta con cumplir, hay que vivir de corazón la fraternidad y la justicia. Se puede ser buena persona cumpliendo las normas básicas de la religión o la sociedad, pero sólo es verdadero cristiano quien comparte con los pobres su riqueza y con Jesús su vida. Pobreza y seguimiento entran en conflicto con la riqueza del joven. Para tristeza de todos, triunfa la riqueza. No comprendió el joven que en Jesús y los pobres estaba su gran tesoro, y que por éstos vale la pena dejarlo todo. Es a nosotros a quienes nos toca preguntarnos hoy por lo que nos falta para vivir la confianza total en el Dios de la Vida y sentir paz. Dios nos acompañe.

domingo, 20 de agosto de 2017

MUJER, ¡QUÉ GRANDE ES TU FE!

“El Evangelio de Hoy”: Mt 15, 21-28

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo". El no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando". El les contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel". Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: "Señor, socórreme". El le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los hijos". Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor, pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos". Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe!; que se cumpla lo que deseas". En aquel momento quedó curada su hija. Palabra del Señor.

Reflexión

Este testo del Evangelio de San Mateo quiere insistir sobre la universalidad del mensaje y la misión de Jesús. No ha venido solo para un pueblo que se dice escogido, ni para una religión o una tradición religiosa, ni solo para los hombres y sus patriarcados. Jesús ha venido a salvar a toda la Creación. La Palabra de Dios es siempre incluyente. Estamos en presencia del amor de una "madre" que suplica por su hija. Ella sabe que Jesús la puede sanar, por esto se enfrenta sin temores a los discípulos que no aguantan sus gritos y a la poca acogida del mismo Jesús. La mujer se acerca, se postra y grita con toda humildad y fe: ¡Señor, ayúdame! A pesar de la carga social que la excluye como mujer, es capaz de replicar las palabras de Jesús.

Como siempre, las necesidades fueron escuchadas y la fe fue el vehículo para la sanación. Esta vez es la mujer quien hace posible que el pan de la mesa y el que cae de ésta, se multiplique y alcance para todos los pueblos, incluso para los "perritos", que era como llamaban los judíos a los extranjeros. Las comunidades de hoy debemos preguntarnos si estamos dando respuestas positivas a las necesidades de nuestra gente y si nos estamos organizando bien para esta respuesta comprometida. ¿Cuál es el poder de nuestra fe? Pidamos a Jesús que nos permita vivir con autenticidad nuestra fe y que así pueda ser efectiva en la sanación de los problemas que agobian a nuestro tiempo.

viernes, 18 de agosto de 2017

QUE NO LO SEPARE EL HOMBRE

“El Evangelio de Hoy”: Mt 19, 3-12

Lectura del santo evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?" Él les respondió: "¿No han leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre." Ellos insistieron: "¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?" Él les contestó: "Por lo tercos que son les permitió Moisés divorciarse de sus mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora les digo yo que, si uno se divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio."
Los discípulos le replicaron: "Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse." Pero él les dijo: "No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga." Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de hoy nos invita a la fidelidad que realiza y hace feliz. La vida matrimonial no es solo un asunto de ley y de cumplimiento, no se trata de cargar con una cruz, el matrimonio es un camino en el amor de una pareja que se enamora mutuamente y hace todo lo posible por hacerse feliz el uno al otro. Nadie se casa para cumplir con una norma humana o divina sino para vivir una experiencia humana de entrega a favor de  su conjugue. ¿Qué pasa entonces con todas esas parejas que se han visto en la “necesidad” de separarse o que simplemente vemos divorciadas? Lo que pasa es que no alcanzan su realización, no son felices, lo que buscamos es vida, alegría, paz y esperanza, para eso hay que vivir el amor mutuo.

La separación frustra, desequilibra y mata toda esperanza de vida común. No se trata de condenas ni de culpabilidades, sino de buscar aquello que nos realiza como seres humanos y nos encamina hacia la trascendencia. Hoy se impone una reflexión profunda sobre lo que realmente queremos como personas para organizarnos mejor y luchar por mantener las actitudes y prácticas que nos hacen más humanos junto a los otros. Los placeres nos llaman, las oportunidades se nos sobran, pero ¿a dónde conducen las infidelidades? ¿Cuánto tiempo duran las bondades de nuestras desviaciones? Pidamos a Jesús que nos ilumine con su Espíritu para que no nos dejemos llevar por las coyunturas sino que nos acompañe siempre en nuestras búsquedas de sentido y en nuestras decisiones basadas en el amor. 

jueves, 17 de agosto de 2017

PERDONAR SIEMPRE

“El Evangelio de Hoy”,  Mt 18,21-19,1

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano."
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán. Palabra del Señor.

REFLEXION

Nuevamente el tema del perdón en medio de un mundo cada vez más violento. Existen muchas resistencias al perdón debido a las heridas, sufrimientos y vejámenes de los ofensores. ¿Cómo manejar la rabia, impotencia y dolor de quien ha sido víctima de la violencia, el desprecio o la traición? La violencia desprendida de los actos con que nos ofenden nos llevaría a una espiral sin fin de venganza y de odio y resentimiento. Si se suprime el perdón ¿A dónde iríamos como sociedad?

Dando el paso del perdón se sanan las heridas y las cadenas negativas del pasado. Los resentimientos enfermizos se van curando y nacen nuevas perspectivas de vida y de convivencia. No creamos que haciendo sufrir a los agresores vamos a superar nuestros sufrimientos y humillaciones recibidas. La venganza puede hacernos sentir bien un momento pero si queremos vivir en paz y armonía, necesitaremos perdonar a quienes nos ofenden. Tenemos que seguir buscando y exigiendo justicia, pero sin adoptar el comportamiento de los agresores.

A veces nos olvidamos que el proceso del perdón, a quienes más beneficia es al ofendido, pues lo libera del mal, hace crecer su dignidad y nobleza, le da fuerzas para recrear su vida, le permite iniciar nuevos proyectos. Cuando Jesús invita a perdonar «hasta setenta veces siete», está invitando a seguir el camino más sano y eficaz para erradicar el mal de nuestra vida. Sus palabras adquieren una hondura todavía mayor para quien cree en Dios como fuente última de perdón: «Perdonen y serán perdonados

miércoles, 16 de agosto de 2017

LA PRESENCIA DE JESÚS

“El Evangelio de Hoy”: Mt 18, 15-20

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Les aseguro, además, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Para vivir reconciliados y en actitud de apertura y crecimiento espiritual, lo importante es “estar reunidos”, no dispersos, ni enfrentados: que no vivamos descalificándonos unos a otros. Lo decisivo es reunirse “en su nombre”: que escuchemos su llamada, que vivamos identificados con su proyecto del reino de Dios. Que Jesús sea el centro de nuestros pequeños grupos. Esta presencia viva y real de Jesús es la que ha de animar, guiar y sostener a las pequeñas comunidades de sus seguidores. Es Jesús quien ha de alentar su oración, sus celebraciones, proyectos y actividades. Esta presencia es el “secreto” de toda comunidad cristiana viva, para testimoniar su fe en Jesús.

Hemos de reavivar la conciencia de que somos comunidades de Jesús. Nos reunimos para escuchar su Evangelio, para mantener vivo su recuerdo, para contagiarnos de su Espíritu, para acoger en nosotros su alegría y su paz, para anunciar su Buena Noticia. Nuestra única esperanza es Jesucristo. Somos nosotros los que hemos de centrar nuestras comunidades cristianas en la persona de Jesús como la única fuerza capaz de regenerar nuestra fe gastada y rutinaria. El único capaz de atraer a los hombres y mujeres de hoy. El único capaz de engendrar una fe nueva en estos tiempos de incredulidad. Si nos corregimos mutuamente en presencia de Jesús, las cosas avanzarán hacia la unidad, desde la humildad y la confianza depositada en Jesús y su Espíritu.

martes, 15 de agosto de 2017

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

“El evangelio de Hoy”: Lc 1, 39-56 Lectura del Santo Evangelio según san Lucas. En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludo a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá." María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia para siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.Palabra del Señor. Reflexión En el evangelio de Hoy, Fiesta de la Asunción, el canto de alegría de María se hace nuestro canto. Tenemos pocos datos sobre María en los evangelios pero este cántico puesto en sus labios por San Lucas, recoge el auténtico sentir de María, sus sentimientos más profundos ante la presencia salvadora de Dios en su vida. Es un cántico de alabanza. Esa es la respuesta de María ante la acción de Dios. Alabar y dar gracias. No se siente grande ni importante por ella misma, sino por lo que Dios está haciendo a través de ella."Proclama mi alma la grandeza del Señor". María goza de esa vida en plenitud. Su fe la hizo vivir ya en su vida la vida nueva de Dios. Antes del nacimiento de su Hijo. Ya María estaba tan llena de fe que confiaba totalmente en la promesa de Dios. Hoy María anima nuestra esperanza y nuestro compromiso para transformar este mundo, para hacerlo más como Dios quiere: un lugar de fraternidad, donde todos tengamos un puesto en la mesa que nos ha preparado Dios. Pero en este día María anima sobre todo nuestra alabanza y acción de gracias. María nos invita a mirar a la realidad con ojos nuevos y descubrir la presencia de Dios, quizá en embrión, pero ya presente, a nuestro alrededor. María nos invita a cantar con gozo y proclamar, con ella, las grandezas del Señor. La fuerza espiritual del Magnífica, desde nuestra realidad de desigualdades, injusticias y pobrezas, está en hacernos ver que la búsqueda de la justicia tiene que ser colocada en el contexto de la gratuidad del amor de Dios. Cómo María, proclamemos con alegría que Dios nos acompaña y anima nuestra marcha hacia la realización en Él.

lunes, 14 de agosto de 2017

PERO RESUCITARÁ AL TERCER DÍA

“El Evangelio de Hoy”: Mt 17,22-27

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús: "Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día." Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿Su Maestro no paga las dos dracmas?" Contestó: "Sí." Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó: "A los extraños." Jesús le dijo: "Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti." Palabra del Señor.

Reflexión

Al igual que a los apóstoles hoy nos sigue cuestionando el anuncio de su pasión por parte de Jesús. Estamos tan acostumbrados a tratar a Dios como el todo poderoso que no nos cabe en la cabeza que deje sufrir a su propio Hijo, y menos, siendo tan bondadoso e inocente. Sin embargo, Jesús siempre mostró una actitud de apego radical a la voluntad de su Padre Dios. Su misión fue y sigue siendo la de dar a conocer su misericordia y su ternura a favor de los necesitados. No vino pidiendo privilegios sino privilegiando a los más pobres. Paga sus impuestos y vive con sencillez. Por eso, se acerca a cada persona con respeto y cariño para ofrecerle reconocimiento y ayudarle a caminar hacia adelante. Esa es la voluntad de Dios.

Eso es lo que constituye su Reino. Jesús muestra los signos de la salvación, de la presencia de Dios ayudando misericordiosamente a su pueblo. Y por eso lo mataron, pues la religión oficial no toleró, ni tolera aún hoy, la práctica espontanea de la fe. Siempre se espera que todos y todas respondamos simplemente a lo estructurado en nuestras tradiciones religiosas. Jesús anuncia su pasión, su muerte y su resurrección porque sabe que así terminan los profetas que se dejan conducir por el Espíritu de Dios. Así que alegrémonos de contar con un salvador que se entrega a sí mismo como muestra de amor y servicio trascendente. Y recordemos siempre que Dios quiere la vida, la salud, la alegría y la realización plena de toda su Creación. Y esa es nuestra misión de hoy en nuestra sociedad. Amén.

domingo, 13 de agosto de 2017

JESÚS ESTÁ AHÍ

“El Evangelio de Hoy”: Mt 14,22-33

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario.
De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: "¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!" Pedro le contestó: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua." Él le dijo: "Ven." Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: "Señor, sálvame." En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: "¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?" En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: "Realmente eres Hijo de Dios." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El “Evangelio de Hoy” nos muestra que aún en los momentos de “poca fe”, el Señor responde haciéndose presente en nuestra vida. Vemos un fuerte contraste entre Jesús y sus discípulos: Jesús está sereno, orando a solas en el monte en una actitud de encuentro con Dios. Es un momento muy importante para él, de discernimiento. Los discípulos, al contrario, están viviendo una situación desesperante, están atravesando por momentos de inseguridad y turbación. Esto le dificulta el encuentro con Dios. Pero Jesús se le acerca en medio de “su noche”, de su miedo, en medio de sus dificultades. No viene a acusarles de tener poca fe ni a amenazarles con castigos. Jesús se hace presente para animar e inspirar confianza.

En ciertos momentos de la vida, nuestro horizonte se ensombrece, por causa de los fracasos, enfermedades, duelos, problemas familiares, dificultades de todas clases. En las noches de nuestras vidas, somos una barca sacudida por las olas bajo ráfagas mortales de vientos contrarios. Y Jesús nos repite siempre: “No tengan miedo”, soy yo, he aquí que yo estoy con ustedes, hasta el final de los tiempos. Siempre dispuesto a tendernos la mano para evitar que nos hundamos.

En medio de dificultades tendemos a ver borroso. Como los discípulos, confundimos la presencia de Dios con fantasmas, por eso no hacemos caso a su Palabra. Al igual que a Pedro, la confusión nos lleva a exigir pruebas, “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas”, olvidándonos de que no hay prueba para la fe en la presencia de Dios sin nuestro compromiso y nuestro riesgo. Jesús nos ha prometido estar siempre con nosotros. Pero su presencia no suprime nuestras dificultades y oscuridades. Jesús nos ilumina, nos fortalece, nos acompaña invitándonos a tener confianza para avanzar en medio de las dificultades. Su cercanía y su Palabra reclaman nuestra fe para reconocerlo. 

sábado, 12 de agosto de 2017

APRENDIENDO DEL MAESTRO

El Evangelio de Hoy: Mt. 17,14-20

Lectura del santo Evangelio según san Mateo,


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre, que le dijo de rodillas: «Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y le dan ataques; muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo.»
Jesús contestó: « ¡Generación perversa e infiel! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo los tendré que soportar? Tráiganmelo.»  Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño.  Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: « ¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?» Les contestó: «Por su poca fe. Les aseguro que si fuera su fe como un grano de mostaza, le dirían a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada les sería imposible.» Palabra del Señor

Reflexión

Como cristianos, reconocemos que Jesús es el Maestro y nosotros sus discípulos. Y que en la escuela del discipulado hay que seguir la pedagogía del que pasó sanando y haciendo el bien. Es la manera concreta de asimilar la enseñanza del Maestro, que no reduce el aprendizaje al puro conocimiento de verdades abstractas o sobrenaturales. Jesús enseña con la vida y para la vida. Su palabra está hecha de gestos compasivos, de acciones salvíficas, de cercanía acogedora que libera de todos los condicionamientos que impiden vivir en la libertad de los hijos de Dios.

Y sin embargo, los discípulos se dan cuenta de la distancia que les separa de la actividad salvífica de Jesús y preguntan por la incapacidad propia para estar ellos también generando vida. La respuesta de Jesús va al punto de la cuestión: no tienen fe, ni siquiera la del tamaño de un granito de mostaza. Si tuvieran al menos esa fe, moverían montañas. Les bastaría para hacer cambiar tantas situaciones deshumanizantes, para movilizar lo mejor de ellos que se esconde en su pequeñez; una fe que pone en movimiento, que genera vida, que mueve hacia la transformación personal y comunitaria.

También nosotros reconocemos nuestra pequeñez, pero sabemos que hay un potencial de vida cuando avanzamos en el seguimiento de Jesús. Y sabemos, además, que no hay excusas para una fe anémica, poco interesada de la situación del más débil y desfavorecido de nuestro mundo. La fe en Jesús dinamiza lo mejor de nosotros, nuestras iniciativas, nuestra creatividad, nuestra capacidad de poner en común los talentos que se nos han dado. 

viernes, 11 de agosto de 2017

EL VALOR DE LA VIDA

“El Evangelio de Hoy”: Mt 16, 24-28

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recuperarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad." Palabra del Señor.

Reflexión

¿Qué precio pagará el hombre por su vida? Esta pregunta tiene un alcance amplio y determinante, adquiere un significado especial. La cultura actual nos incita a cambiar nuestra vida por diversión, por fama, por una posición social, incluso por un mejor salario; pero, aunque estas metas conserven algo positivo, no resuelven el enigma fundamental que cada ser humano debe resolver: ¿Qué sentido tiene mi vida? Ya sabemos que las riquezas no dan sentido a la vida. Entonces, ¿cómo podremos rescatar el valor de nuestra vida?

La propuesta es simple: sólo siguiendo a Jesús podremos encontrar la respuesta. Perder la vida dando vida a nuestro alrededor. La vida solo vale puesta al servicio de Dios, al servicio de la comunidad. Por grande que sean nuestros problemas y dificultades, por fuertes que sean las pruebas que la vida nos presente, sentiremos la presencia fiel de Jesús a nuestro lado y eso nos llenará de esperanza y nos hará vivir llenos de confianza en la realización de la promesa de salvación de Dios. La paga del que sigue a Jesús discerniendo y realizando su voluntad es la paz.

jueves, 10 de agosto de 2017

San Lorenzo martir

“El Evangelio de Hoy”: Jn 12, 24-26

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

«Les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará». Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La fe de Jesús nos desafía hasta el fondo. «Les aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto». Jesús es claro. Con la vida sucede lo mismo que con cualquier semilla, que tiene que morir para liberar toda su energía y producir un día fruto. Si «no muere», se queda solo encima del terreno. Por el contrario, si «muere» vuelve a levantarse trayendo consigo nuevos frutos y semillas para continuar la existencia.

Así Jesús nos enseña que su muerte, no será un fracaso, sino lo que dará fecundidad a su vida. Nos invita a sus seguidores a vivir según esta misma ley paradójica: para dar vida es necesario «morir». No se puede ayudar a vivir si uno no está dispuesto a «desvivirse» por los demás. Nadie contribuye a un mundo más justo y humano viviendo apegado a su propio bienestar. Nadie trabaja seriamente por el reino de Dios y su justicia, si no está dispuesto a asumir los riesgos y rechazos, la conflictividad y persecución que sufrió Jesús.

Cuando uno ama y vive intensamente la vida, no puede vivir indiferente al dolor grande o pequeño de las gentes. El que ama se hace sensible, vulnerable. Amar a los otros incluye sufrimiento, «compasión», solidaridad en el dolor. «No existe ningún sufrimiento que nos pueda ser ajeno». Esta solidaridad dolorosa hace surgir salvación y liberación para el hombre. Es lo que descubrimos en el Crucificado: sólo salva el que comparte el dolor, y se solidariza con el que sufre.

miércoles, 9 de agosto de 2017

TEN COMPASIÓN DE MI, SEÑOR

“El Evangelio de Hoy”: Mt 15, 21-28

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo". El no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando". Él les contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel". Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: "Señor, socórreme". Él le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los hijos". Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor, pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos". Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe!; que se cumpla lo que deseas". En aquel momento quedó curada su hija. Palabra del Señor.

Reflexión

Este texto del Evangelio de San Mateo quiere insistir sobre la universalidad del mensaje y la misión de Jesús. No ha venido solo para un pueblo que se dice escogido, ni para una religión o una tradición religiosa, ni solo para los hombres y sus patriarcados. Jesús ha venido a salvar a toda la Creación. La Palabra de Dios es siempre incluyente. Estamos en presencia del amor de una "madre" que suplica por su hija. Ella sabe que Jesús la puede sanar, por esto se enfrenta sin temores a los discípulos que no aguantan sus gritos y a la poca acogida del mismo Jesús. La mujer se acerca, se postra y grita con toda humildad y fe: ¡Señor, ayúdame! A pesar de la carga social que la excluye como mujer, es capaz de replicar las palabras de Jesús.

Como siempre, las necesidades fueron escuchadas y la fe fue el vehículo para la sanación. Esta vez es la mujer quien hace posible que el pan de la mesa y el que cae de ésta, se multiplique y alcance para todos los pueblos, incluso para los "perritos", que era como llamaban coloquialmente los judíos a los paganos. ¿Cuál es el poder de nuestra fe? Pidamos a Jesús que nos permita vivir con autenticidad nuestra fe y que así pueda ser efectiva en la sanación de los problemas que agobian a nuestro tiempo.

lunes, 7 de agosto de 2017

DENLES USTEDES DE COMER


El Evangelio de Hoy: Mt 14,13-21

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, denles ustedes de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Tráiganmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Palabra del Señor.

Reflexión

Los discípulos, hablando de manera realista les dicen a  Jesús: «Despide a la multitud», que se vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús entonces les ordena lo imposible: «Denles ustedes de comer». Los discípulos le hacen otra llamada al realismo: «No tenemos más que cinco panes y dos peces». No es posible alimentar con tan poco el hambre de tantos. Pero Jesús no los puede abandonar. Sus discípulos han de aprender a ser más sensibles a los sufrimientos de la gente. Por eso, les pide que le traigan lo poco que tienen.

En manos de Jesús lo poco se convierte en mucho. Aquella aportación tan pequeña e insuficiente adquiere con Jesús una fecundidad sorprendente. No hemos de olvidar los cristianos que la compasión de Jesús ha de estar siempre en el centro de sus seguidores como principio inspirador de todo lo que hacemos. Nos alejamos de Jesús siempre que reducimos la fe a un falso espiritualismo que nos lleva a desentendernos de los problemas materiales de las personas.

En nuestras comunidades cristianas son más necesarios los gestos de solidaridad que las palabras hermosas. Hemos de descubrir también nosotros que con poco se puede hacer mucho. Jesús puede multiplicar nuestros pequeños gestos solidarios y darles una eficacia grande. Lo importante es no desentendernos de nadie que necesite acogida y ayuda. Poner a la disposición de Jesús lo poco o lo mucho que tengamos.

domingo, 6 de agosto de 2017

ESCÚCHENLO

“El Evangelio de Hoy” Lc 9, 28b-36

Lectura del santo evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que se iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: - Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: - Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle. Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Al parecer, los discípulos no captan el contenido profundo de la Transfiguración, Pedro coloca a Jesús en el mismo plano y al mismo nivel que  a Moisés y a Elías. A cada uno su tienda. Jesús no ocupa todavía un lugar central y absoluto en su corazón. La voz de Dios le va a corregir, revelando la verdadera identidad de Jesús: «Éste es mi Hijo, el escogido», el que tiene el rostro transfigurado. No ha de ser confundido con los de Moisés o Elías, que están apagados. «Escúchenle a él». A nadie más. Su Palabra es la única decisiva. Las demás nos han de llevar hasta él.

Es urgente recuperar en la Iglesia actual la importancia decisiva que tuvo en sus comienzos la experiencia de escuchar en el seno de las comunidades cristianas el relato de Jesús recogido en los evangelios. Estos cuatro escritos constituyen para los cristianos una obra única que no hemos de equiparar al resto de los libros bíblicos. Hay algo que sólo en ellos podemos encontrar: el impacto causado por Jesús a los primeros que se sintieron atraídos por él y le siguieron. Los evangelios no son libros didácticos que exponen doctrina académica sobre Jesús. Tampoco biografías redactadas para informar con detalle sobre su trayectoria histórica. Son "relatos de conversión" que invitan al cambio, al seguimiento a Jesús y a la identificación con su proyecto.

Por eso piden ser escuchados en actitud de conversión. Y en esa actitud han de ser leídos, predicados, meditados y guardados en el corazón de cada creyente y de cada comunidad. Una comunidad cristiana que sabe escuchar cada domingo el relato evangélico de Jesús en actitud de conversión, comienza a transformarse. La Iglesia no tiene un potencial más vigoroso de renovación que el que se encierra en estos cuatro pequeños libros.

viernes, 4 de agosto de 2017

FUE JESÚS A SU CIUDAD

“El Evangelio de Hoy”: Mt 13, 54-58

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?". Y aquello les resultaba escandaloso. Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe. Palabra del Señor.

Reflexión

A nosotros puede pasarnos igual si seguimos las corrientes prejuiciosas de nuestra sociedad. Sabemos muy bien que Jesús se acercaba a los que nadie hacía caso por ser pobres o simples laicos. Nosotros, siguiendo los pasos de nuestro Maestro, debemos hacer lo mismo. La humildad, la sencillez y sobre todo la audacia y el carisma de Jesús se convierten en un obstáculo ante sus paisanos y de allí se pasa a la incredulidad. La fe nos tiene que llevar a la práctica de Jesús. No nos dejemos arrastrar por el orgullo y la vanidad de un prestigio pre-etiquetado.

Descalificando a Jesús por su origen, oficio y formación, descalifican también el mensaje del evangelio. Nosotros ahora afrontamos una realidad semejante. Tendemos a creer más en lo que dicen en la televisión o en el Internet sobre Jesús que lo que nos dicen nuestros hermanos y hermanas  de iglesia o nuestros líderes. Incluso creemos más en lo que dice la publicidad de Jesús que en lo que dice la misma Biblia. Y todo porque pensamos que lo que sale en una pantalla o en un aviso publicitario es más real que la realidad misma. Afrontemos esa situación.