EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 20 de enero de 2023

APÓSTOLES DE JESÚS

“El Evangelio de Hoy”: Mc 3,13-19 Lectura del santo evangelio según san Marcos En aquel tiempo, Jesús subió a la montaña, llamó a los que quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges -Los Truenos-; Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, que lo entregó. Palabra del Señor. Reflexión El Evangelio de Hoy nos presenta a Jesús llamando a los que él quiere para que lo acompañen en su misión de revelar al mundo el corazón humano y amoroso de Dios. Jesús no le imparte ningún curso, por el momento. Acompañándolo irán aprendiendo y eso es lo importante, aprender para luego tomar el relevo y continuar su misión. La vida cristiana es una vocación, es un llamado de Dios. Dios es el que hace la propuesta. Somos invitados a dar una respuesta desde nuestra fe y nuestra esperanza. ¿Hemos organizado nuestra vida como respuesta a un llamado especial de Dios? Dios siempre está llamándonos. Hoy necesitamos oír a Dios invitándonos a seguirlo en su misión de salvación. Pensemos ¿A qué nos está Dios llamando? ¿Qué hace falta ser y hacer para que la humanidad sea más justa, más creyente, más hermana y respetuosa de la vida? Jesús llama a los 12 Apóstoles, mientras suben a la montaña. Ahí comenzó una gran historia de amor, de compromiso y colaboración entre Jesús y sus discípulos. Estos vivirán con Jesús y aprenderán con él a responder con el corazón a escuchar la voz de Dios y las necesidades de la gente. Hoy somos dichosos de contar con médicos, instalaciones hospitalarias y medicamentos casi para todas las enfermedades; pero en el tiempo en el que se nos narra este evangelio, los médicos eran pocos y rudimentarios. Los doce son enviados a predicar con poder para expulsar demonios. Lo que falta hoy es más equidad en el acceso a los cuidados médicos y una regulación adecuada a los precios de los medicamentos. La gente anda detrás de Jesús buscando mejorías de sus miserias y la curación de sus enfermedades. ¿Cuáles son hoy nuestras precariedades? No tengamos miedo de ir a Jesús por medio de la oración, él tiene palabras y acciones de vida eterna. Dejémonos ayudar y ayudemos nosotros también a los demás. La vocación humana y cristiana es la de aportar mejorías, alegría, Buena Noticia.

viernes, 18 de noviembre de 2022

JESÚS AVANZA EN MEDIO DE LAS TORMENTAS

“El Evangelio de Hoy”: Mt 14,22-33 Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: "¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!" Pedro le contestó: "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua." Él le dijo: "Ven." Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: "Señor, sálvame." En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: "¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?" En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: "Realmente eres Hijo de Dios." Palabra del Señor. Reflexión El “Evangelio de Hoy” nos muestra que aún en los momentos de “poca fe”, el Señor responde haciéndose presente en nuestra vida. Vemos un fuerte contraste entre Jesús y sus discípulos: Jesús está sereno, orando a solas en el monte en una actitud de encuentro con Dios. Los discípulos, al contrario, están viviendo una situación desesperante, están atravesando por momentos de inseguridad y turbación. Esto le dificulta el encuentro con Dios. Pero Jesús se le acerca en medio de “su noche”, de su miedo, en medio de sus dificultades. No viene a acusarles de tener poca fe ni a amenazarles con castigos. Jesús se hace presente para animar e inspirar confianza. En ciertos momentos de la vida, nuestro horizonte se ensombrece, por causa de los fracasos, enfermedades, duelos, problemas familiares, dificultades de todas clases. En las noches de nuestras vidas, somos una barca sacudida por las olas bajo ráfagas mortales de vientos contrarios. Y Jesús nos repite siempre: “No tengan miedo”, soy yo, he aquí que yo estoy con ustedes, hasta el final de los tiempos. Siempre dispuesto a tendernos la mano para evitar que nos hundamos. En medio de dificultades tendemos a ver borroso. Como los discípulos, confundimos la presencia de Dios con fantasmas, por eso no hacemos caso a su Palabra. Al igual que a Pedro, la confusión nos lleva a exigir pruebas, “Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas”, olvidándonos de que no hay prueba para la fe en la presencia de Dios sin nuestro compromiso y nuestro riesgo. Jesús nos ha prometido estar siempre con nosotros. Pero su presencia no suprime nuestras dificultades y oscuridades. Jesús nos ilumina, nos fortalece, nos acompaña invitándonos a tener confianza para avanzar en medio de las dificultades. Su cercanía y su Palabra reclaman nuestra fe para reconocerlo.

miércoles, 26 de octubre de 2022

LA PALABRA NOS ILUMINA




 

“El Evangelio de Hoy”: Lucas 13, 22-30

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

 

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esfuércese en entrar por la puerta estrecha. Les digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, se quedarán fuera y llamarán a la puerta diciendo: "Señor ábrenos" y él les replicará: "No sé quiénes son" Entonces comenzarán a decir: "Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él les replicará: "No sé quiénes sois. Aléjense de mí, malvados". Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando vean a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y ustedes se vean echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Miren: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos".  Palabra del Señor.

 

Reflexión

 

Continuamos nuestra reflexión sobre el Reino de Dios y su acceso, guiados por los textos evangélicos que la liturgia nos presenta durante estos días. Jesús deja claro que la entrada y participación en el Reino de Dios se vive desde el presente y para siempre. No caben las demoras pues es una realidad inaugurada y nadie la detiene, aunque no veamos el ritmo de su crecimiento y arraigo. Los criterios de participación en la Salvación o en el Reino parecen distintos a los que las prácticas religiosas de las distintas confesiones han asumido.

 

De hecho, no se trata de una práctica religiosa sino de una práctica de fe y de confianza en Dios, y, de una relación sana y sincera con nuestros hermanos y hermanas. La puerta estrecha es la que vive Jesús en relación con sus discípulos y con las personas con las que se encontraba, una relación de acogida, de servicio, un anuncio constante de la esperanza activa que favorece siempre al otro o a la otra. De manera que no podemos argüir religiones, ni prácticas eclesiales. No nos salvamos a nosotros mismos, nos salva Dios y para eso debemos poner nuestra confianza en él y compartir lo que somos y tenemos sin miedo a quedarnos sin nada, pues siempre nos quedará Él, con su Reino eterno.