EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 10 de marzo de 2022

LA ORACIÓN CRISTIANA

“El Evangelio de Hoy”: Mateo 7,7-12 Lectura del santo evangelio según san Mateo: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de ustedes le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Traten a los demás como quieren que ellos les traten; en esto consiste la Ley y los profetas." Palabra del Señor. Reflexión La vida de oración es fundamental en la manera de ser, de actuar y de comprometerse, de los cristianos. Hemos hecho de la oración o un mero acto intimista de pasividad, de calmar la conciencia o un acto egoísta de conseguir el favor pretendido. Se nos olvida que la oración cristiana está centrada en la vida, anclada en la ética y comprometida con la humanización plena y total. No podemos reducir la oración a una reacción espontánea surgida del miedo. La oración es un diálogo íntimo con Dios, pero no es intimista, no puede quedarse en lo privado, siempre alcanzará a la comunidad. La oración ha de manifestar en el creyente una vivencia de la presencia de Dios. Orar significa configurar la vida, mi vida, con Dios. Por tanto, la vida del creyente ha de ser testimonio del Dios en el que se cree, al que le ora. La oración mejora progresivamente a las personas, les convierte en buenas, justas, amables, cariñosas, misericordiosas, tiernas, comprensibles, hacedoras de paz, respetuosas de la diferencia, incluyentes. A partir de nuestra fe y nuestra esperanza estamos llamados a crecer, a desarrollar nuestra capacidad espiritual para vivir los diferentes momentos y circunstancias de nuestra existencia. Lo esencial será movernos ("Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”), esta es la dinámica fundamental de la vida. Es un proceso, no podemos quedarnos tranquilos esperando que otros accionen por nosotros. Una manera de crecer en la confianza hacia Dios es la práctica que nos pide el Evangelio de Hoy “tratar a los demás como queremos que ellos nos traten”. Seguro que si analizamos nuestra historia encontraremos que ha sido mucho lo que hemos recibido, ha sido mucho lo encontrado y muchas las puertas que se nos han abierto. Confiemos en la bondad de Dios (Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!) Si nos abruman las experiencias negativas, las frustraciones del pasado, recordemos que eso no es lo normal. Lo normal es responder positivamente a las demandas de los demás: una madre, un padre, un amigo o una amiga, da cosas buenas.

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