EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 29 de julio de 2013

JESÚS: VIDA, MUERTE Y RESURRECCIÓN

“El Evangelio de Hoy”: Juan 11,19-27
Lectura del santo evangelio según san Juan:
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo." Palabra del Señor.
 
Reflexión
 
"Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Lo esencial es creer plenamente en Jesús, en su misión salvadora, en  su promesa de  vida eterna, en su manera o modo de vivir. Si tenemos fe en Jesús entonces tenemos la vida resuelta pues él es la vida y la resurrección desde ya. Sabemos muy bien que todo ser viviente pasa por la muerte, pues esta forma parte de la vida, pero también sabemos que Dios ha puesto en nuestra existencia el  anhelo de vivir en plenitud. Hemos sido creados para vivir para siempre y por eso nos cuesta asumir la muerte como algo propio. La encarnación de Dios en Jesús de Nazaret ha cambiado nuestra historia. Porque creemos en él, ya no morimos para siempre. Él es nuestra vida. Aunque pasemos por la tristeza de enterrar a nuestros seres queridos y luego por la realidad de ser enterrados, sabemos que esto es solo un momento más de la vida. A diario escuchamos hablar tortura que padece la humanidad a causa de la muerte y las guerras. La violencia, la inseguridad generalizada, va dejando entro nosotros, frustración y depresión. Si creemos en Jesús y en su promesa de resurrección, entonces vivamos en consecuencia, valoremos la vida de quienes tenemos cerca, no pongamos en riesgo la vida de los demás ni la nuestra. Vivamos desde ya la vida eterna, poniendo toda nuestra confianza en el Señor. Eso nos ayudará a atravesar cualquier dificultar, con esperanza y valentía.  

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