EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 2 de julio de 2020

"Señor mío y Dios mío"

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,24-29): 

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.

Y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.”

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: “Paz a vosotros.”

Luego dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”

Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús le dijo: “¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.” Palabra del Señor

Reflexión

De los primeros elegidos por Jesús sobresalen los Doce apóstoles, entre ellos santo Tomás, quien aparece en un momento clave de la comunidad de discípulos como aquel que duda, que necesita no solo el testimonio de los demás sino también, él mismo ver y tocar. A veces creemos que los llamados por Jesús eran todos personas extraordinarias, especiales. Entre ellos había una diversidad que habla más de la gracia de la llamada que del mérito propio.

En ese momento cumbre del encuentro con el resucitado, llama la atención que Tomás no confió en el testimonio de la comunidad. Y ocurre un hecho extraordinario que nos muestra por qué la vida de los discípulos se transformó tan radicalmente y cómo el encuentro con el Resucitado es el nacimiento de la Iglesia no poderosa ni en plenitud de la Verdad. Es la Iglesia humilde, confiada, que se sostiene de su Maestro. Es la Iglesia llena de valentía para anunciar el Evangelio. Es la comunidad que se sabe llamada a comunicar esa buena noticia a todas las gentes. Comunidad de vida y misión.

Este Tomás que se integra a la fe de la comunidad por el encuentro con Jesús resucitado, es aquel a quien Jesús no le rechaza hacer la experiencia de que está vivo y para siempre. El arranque de la comunidad no es una idea, ni un poder humano, ni siquiera la lógica de la bondad. Es la vida compartida, entregada y resucitada de su Señor quien pone el dinamismo de la comunidad, a veces perseguida, a veces con dudas, rechazos e incomprensiones. Pero también la Iglesia del Espíritu, de la conciencia de la Misión, católica y apostólica. La fiesta de santo Tomás es significativa para una Iglesia siempre haciéndose, siempre en camino, siempre tocando al Señor en las realidades más urgentes y significativas de hoy.

     

 

     

 


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