EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 21 de enero de 2020

EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO




“El Evangelio de Hoy” Lc 1, 26-38

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando a su presencia, dijo: -Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres. Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: -No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel: -¿Cómo será eso, pues no conozco varón? El ángel le contestó: -El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María contestó: -Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí tu Palabra. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

En la República Dominicana hoy es un día de grandes manifestaciones religiosas, tenemos motivos para hacerlo ya que la Virgen de la Altagracia ha sido para nuestro pueblo una fuente de unidad. En los momentos de dificultad, los dominicanos y dominicanas hemos recordado nuestra condición de hermanos y hermanas y nos hemos puesto de acuerdo porque tenemos una madre común, la Virgen de la Altagracia. La Virgen de la Altagracia se ha constituido en parte importante de nuestra identidad nacional, pueblo altagraciano. Con Ella queremos ser verdaderos discípulos misioneros, que con generosidad y solidaridad hagamos presente el Reino de su Hijo, siguiéndolo y poniendo en práctica el Plan Pastoral que une a todos los creyentes en la misma tarea.

El triple llamado del ángel – “alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”- nos adentra en el misterio para comprender el porqué de tanto amor derramado en la madre. María inicia fielmente su vocación hacia la alegría de saberse portadora del mensajero de la paz. Es un canto feliz que exultará que su “espíritu se alegra en mi salvador” como lo canta en el Magníficat y una alegría de una vocación recibida desde la esperanza a pesar de los temores humanos ante una decisión que pudiera costarle la vida. Ante la madre, la gracia se reparte para todos por mediación a su hijo. Celebramos la fidelidad de Dios la presencia del Señor. El Ángel se lo dice a María, “El Señor está contigo”. En María el Emmanuel, Dios-con-nosotros, se hará carne para caminar, sufrir, llorar, reír, comer, caminar con nosotros y con nuestras realidades.

Como pueblo estamos llamados a superar todo lo que nos hace sufrir y lamentarnos. No podemos ser indiferentes ante las problemáticas políticas, económicas, sociales y culturales que padecemos. Hoy tomamos consciencia de que realmente tenemos una madre a quien venerar, que somos una iglesia con amor maternal que sabe contemplar, luchar, tomar decisiones trascendentales ante las adversidades, ante los miedos normales y las oscuridades de las fuerzas que atentan contra la vida del pueblo. La madre nos motiva a decir que “Sí” a la vida, al compromiso, a la corresponsabilidad. Que María de la Altagracia, mujer pobre y consagrada, interceda por nosotros para poder llevar adelante nuestra vida con sus objetivos y metas, confiando en la infinita misericordia de Dios y en la intercesión de la Virgen de La Altagracia.

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