EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 15 de julio de 2019

LOS DE SU PROPIA CASA


“El Evangelio de Hoy”: Mt 10, 34-11,1

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No piensen que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mi; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mi no es digno de mi; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mi. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi, la encontrará.
El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El evangelio de hoy continúa motivándonos a asumir nuestras responsabilidades cristianas sin desmayar en la misión de proclamar el reino de Dios. Jesús insiste en que la misión evangelizadora traerá problemas inclusive con los más cercanos. El evangelio es fuego, espada de doble filo y tiene sus consecuencias, sin embargo, no debemos desanimarnos ante la incomprensión y el rechazo cuando seguimos a Jesús y lo damos a conocer con nuestra vida de servicio.

Tres actitudes que implicada ser discípulos de Jesús: la primera es renunciar a la familia de manera efectiva, no afectiva pues lo primero es el reino y Jesús lo recuerda con la expresión “no es digno de mí” quien prefiere a alguien o algo antes que a Él. La segunda es romper con las propias seguridades tomando la cruz, lo que significa una unión profunda con Jesús incluida la entrega pascual. La tercera es ofrecer incluso la vida misma, perderla para encontrar una en plenitud. Termina recordando las bendiciones del reino para quienes reciben a los discípulos del Señor.

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