EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 17 de julio de 2018

AY DE TI ...


“El Evangelio de Hoy”: Mt 11, 20-24

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: "¡Ay de ti, Corazaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Les digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a ustedes. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Les digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti." Palabra del Señor.

Reflexión

¿Cuál es nuestra sensibilidad frente a la acción de Dios sobre nuestras vidas? ¿Somos agradecidos, indiferentes o simplemente pedimos más y más? Es muy importante estar atentos para identificar las maravillas de Dios en nuestro favor. No se trata solamente de grandiosos o espectaculares milagros. El hecho de existir, tener una familia, contar con amigos y amigas,… La vida nos invita a la  conversión, al cambio a favor de la vida misma pues la gloria de Dios es que vivamos. Sabemos que a Dios no le añade nada nuestra gratitud, nuestras alabanzas o bendiciones, pero a nosotros sí nos hace bien ser agradecidos frente a Dios y frente a nuestros hermanos.

Lo que nos pide es conversión, que aprendamos de él. En el Evangelio de Hoy Jesús se queja de la falta de conversión de Corazaín, Betsaida y Cafarnaúm donde él había dejado ver la presencia de Dios salvando a su pueblo, con signos y señales evidentes. La comparación con el juicio de Dios sobre otras naciones, como Tiro y Sidón, o Sodoma y Gomorra, evidencia la resistencia del pueblo a ver con claridad el camino del Reino y a aceptar los valores propuestos por Jesús. La gente se admira por la vida y la obra de Jesús pero sigue siempre en lo mismo. La conversión a los auténticos valores del Evangelio exige conversión, testimonio y compromiso. Somos llamados a encontrar la manera de hacer algo por los demás, como muestra de conversión.

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