EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 2 de abril de 2018

QUE VAYAN A GALILEA


El Evangelio de Hoy: Mt 28, 8-15

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alégrense." Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengan miedo: vayan a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán."
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: "Digan que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ustedes dormían. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y los sacaremos de apuros." Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. Palabra del Señor.

Reflexión

Durante esta primera semana del tiempo pascual que la liturgia denomina, “Octava de Pascua” continuaremos leyendo los textos que nos anuncian la resurrección de Jesús. Un hecho fundante, insólito y desconcertante.
Galilea no es solamente un lugar geográfico, es un lugar teológico… tiene un significado especial en el lenguaje evangélico. Es el entorno en que Jesús se movió con sus discípulos y discípulas… La zona más alejada del poder económico, social, político y religioso. La provincia más pobre y olvidada.

Fue allí que Jesús compartió su vida diaria mostrando el rostro de Dios y ahora para verlo, para encontrarlo junto a su proyecto de salvación, de Reino de Dios hay que ir allí. A los pobres, a los marginados, a los olvidados, a los esclavizados por los poderes de este mundo. Hay que hacerlo como lo hizo Jesús, yendo y viniendo, no instalados sino en movimiento, no desde escritorios sino desde las calles, callejones, caminos… lugares de culto y lugares informales; desde lo oficial y lo espontaneo.

Dejemos que el Espíritu del Resucitado nos desestabilice, no tengamos miedo, observemos a los discípulos y discípulas de Jesús que salieron huyendo y negando, llenos de miedo y sin esperanza… Jesús le hizo recordar  lo que le había dicho, les mostró su actualidad y esto les devolvió la dignidad que el miedo le había robado, las fuerzas que habían desperdiciado. Se redispusieron a seguir adelante con la fuerza del resucitado.

Nosotros estamos en camino… no vayamos solos o solas, dejémonos acompañar y fortalecer por Jesús resucitado y todo será más seguro y gozoso.  Feliz pascua de Resurrección para todos y todas. Un abrazo fraterno aleluya, aleluya.

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