EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

PARA SEGUIR A JESÚS

“El Evangelio de Hoy”: Lc 9, 1-6

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No lleven nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero; tampoco lleven túnica de repuesto. Quédense en la casa donde entren, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si alguien no los recibe, al salir de aquel pueblo sacúdanse el polvo de los pies, para probar su culpa".
Ellos de pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes. Palabra del Señor.

Reflexión

En la fiesta de san Vicente de Paúl se nos recuerda que el anuncio del Reino de Dios es la misión de Jesús y para llevarla a cabo él envía a sus discípulos con poder y autoridad. El poder que él les transmite es el de amar incondicionalmente a todos los seres humanos, especialmente a los pobres y pecadores. La autoridad es la que nace de una interpretación transformadora de la Escritura. A diferencia del poder de dominación que todos los grupos religiosos y políticos utilizan para manipular a las demás personas, Jesús ejerce un poder restaurador que reconcilia a los seres humanos entre sí, con la naturaleza y con Dios.

Los discípulos no tienen que inventar nada, su misión no es propia, aunque deben realizarla desde lo que son y sienten. Su  misión es continuación de la que Jesús mismo realiza: luchar contra el mal, sanar las dolencias, liberar de las esclavitudes y anunciar la Buena Noticia. La exigencia es la misma que él asume: libertad en el camino y gratuidad en la casa. Han de recordar siempre el modo de vida, la manera como Jesús vive y actúa. El anuncio es acompañado de signos, de iniciativas comunitarias tendentes a dejar ver la presencia de Dios actuando a favor de su pueblo. Estos signos muestran también la fuerza comunitaria transformadora de todo aquello que daña la dignidad humana y la construcción de una fraternidad capaz de superar toda miseria y todo sufrimiento gratuito y sin sentido.

Finalmente, Jesús exige a sus seguidores ser sencillos, humildes, pobres (como él). El exceso de equipaje y de medios retrasaría la actividad evangelizadora. La construcción de casas propias les haría instalar y distraería de lo fundamental. El evangelio que los discípulos y discípulas comunican cambiará la situación de todas las personas que lo acepten y lo practiquen. Como discípulos de Jesús tenemos la oportunidad y la misión de llevar su mensaje reconciliador, dignificante a todas las situaciones y lugares, para que la autoridad de la libertad y el poder del amor transformen todas las situaciones que no responden  a la justicia y la fraternidad que expresan la presencia del Reino de Dios.

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