EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

sábado, 6 de mayo de 2017

TU TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA

“El Evangelio de Hoy”: Jn 6,60-69

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: "Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?" Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: "¿Esto les hace vacilar?, ¿y si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de ustedes no creen." Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede."
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren marcharse?" Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Después de presentarse como el pan de la vida, Jesús comienza a hablar a sus discípulos sobre la persecución, pasión y muerte que le esperaba.  Los discípulos encuentran duro este lenguaje, les asusta el precio que es necesario pagar por anunciar la vida. No se atreven a decirlo directamente a Jesús, como muchos de nosotros, en circunstancias similares, expresan su temor en voz baja. Jesús opone el espíritu que es  vida y fuerza a la carne que en la Biblia significa muerte y cobardía. Sus palabras son espíritu y son vida.

El exigente lenguaje de Jesús provoca que mucho de sus discípulos lo abandonen. El seguimiento de Jesús tiene condiciones que no todos aceptan. Jesús no obliga sino que invita a seguirlo. Pidamos a Dios que nuestra respuesta a la llamada de Jesús sea como la de Pedro: “¿Dónde vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

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