EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

domingo, 21 de mayo de 2017

EL ESPÍRITU DE LA VERDAD

“El Evangelio de Hoy”:  Jn 14, 15-21

Lectura del santo evangelio según san Juan

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si me aman, guardarán mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que les dé otro defensor, que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, lo conocen, porque vive con ustedes y está con ustedes No los dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero ustedes me verán y vivirán, porque yo sigo viviendo. Entonces sabrán que yo estoy con mi Padre, y ustedes conmigo y yo con ustedes. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él. » Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Cada persona es un mundo de deseos y frustraciones, ambiciones y miedos, dudas e interrogantes. Con frecuencia no sabemos quiénes somos ni qué queremos. Desconocemos hacia dónde se está moviendo nuestra vida. Aquí no sirven los planteamientos abstractos ni las teorías. Lo decisivo es el arte de actuar día a día de manera positiva, sana y creadora. Para un cristiano, Jesús es siempre su gran maestro de vida, pero ya no le tenemos a nuestro lado. Por eso, cobran tanta importancia estas palabras del evangelio: «Yo le pediré al Padre que les dé otro Defensor que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad».

Necesitamos que el Espíritu Santo active en nosotros la memoria de Jesús, su presencia viva, su imaginación creadora. Lo que el Espíritu del resucitado hace con nosotros es abrir nuestro corazón al encuentro personal con Jesús como alguien vivo. Sólo esta relación afectiva y cordial con Jesucristo es capaz de transformamos y generar en nosotros una manera nueva de ser y de vivir.  Necesitamos luz, fortaleza, aliento sostenido. Por eso, invocamos al Espíritu. Es la mejor manera de ponemos en contacto con Jesús y vivir defendidos de cuanto nos puede desviar de él.

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