EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

domingo, 10 de mayo de 2015

EL MANDAMIENTO DEFINITIVO

“El Evangelio de Hoy”: Jn 15, 9-17

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como el Padre me ha amado, así les he amado yo; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo les he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo le mando. Ya no les llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a ustedes les llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se lo he dado a conocer. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien les he elegido y les he destinado para que vayan y den fruto, y su fruto dure. De modo que lo que pidan al Padre en mi nombre se lo dé.. Esto les mando: que se amen unos a otros."  Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de Hoy invita a la comunidad cristiana a vivir en comunión plena de amor y servicio. Es una enseñanza de la que no podemos salirnos si queremos producir los frutos del Espíritu. La Iglesia solo será cristiana si cuida este último mandamiento del amor fraterno que Jesús le dejo.

Lo que Jesús revela sobre la naturaleza de la relación entre Él y sus discípulos, es que es una relación interpersonal de amistad: “Ya no les llamo siervos sino amigos”. Se trata de una nueva revelación, sobre los lazos que unen a Jesús con Dios al que Él llama Padre y con sus discípulos. Esta revelación constituye una cadena de amor: El Padre ama a su Hijo y el Hijo ama al Padre como Él es amado por el Padre. De igual manera Jesús ama a sus discípulos como el Padre lo ama a Él y  pide a sus discípulos que se amen entre ellos con este mismo amor. Así podrán dar frutos y sentir fuerza para afrontar todo tipo de situaciones.

El Señor nos comunica su amor infinito recibido de Dios capaz de transformar las relaciones humanas, liberándolas del poder de dominio y ubicándolas en el ámbito del servicio y del cuidado mutuo; por tal razón Jesús no ve a sus discípulos como siervos, sino como verdaderos hermanos, hijos de un mismo Padre que los llama a construir un mundo donde la justicia, la misericordia y la paz son los principios de comportamiento y de vida. La práctica del amor, concretizada en la solidaridad, en la defensa de los Derechos Humanos y en la escucha atenta de la Palabra, es el distintivo de los Siguen a Jesús como discípulos y discípulas de hoy. Que la alegría de Jesús plenifique la nuestra.

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