EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 17 de marzo de 2015

JESÚS NOS LEVANTA

“El Evangelio de Hoy”: Jn 5,1-3.5-16

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: "¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu camilla y echa a andar." Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: "Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó: "El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar." Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?" Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: "Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

¿Por qué se fija Jesús en este hombre tirado en la puerta de las ovejas? Creo que simplemente porque Jesús se deja llevar por su corazón. Eran treinta y ocho años los que tenía aquel hombre esperando que alguien le echara una mano. La frialdad ante el dolor humano, es tan terrible o mayor que la enfermedad de que padecía. Pero Jesús es lo contrario, es acogedor, compasivo y misericordioso.  Para Jesús no hay nada que pueda estar por encima de la vida y la dignidad de las personas, pues esa es la gloria de Dios.

¿Y por qué la reacción de los judíos, quienes en vez de alegrarse con este infeliz que ha encontrado su salud en Jesús, lo cuestionan y presionan?  Lo que ocurre es que los judíos ya están hartos de Jesús, porque cuestiona su poder, cuestiona su posición, cuestiona su forma de vivir y arrastra multitudes. ¡Es un peligro! ¡Es un subversivo! ¡Hay que eliminarlo! No es bueno que alguien ande por ahí soliviantando a los más pobres, a los humildes, a los sumisos, a los que nos sirven, a los sin voz, porque luego, empezarán a reclamar sus derechos, el recorte de la jornada, un mejor trato y un mejor salario. Por eso, mientras Jesús pasa haciendo el bien, curando y sanando, como es el caso de este hombre que llevaba más de 38 años postrado, le cura con tan solo estas palabras: «Levántate, toma tu camilla y anda». Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar.
¿Y nosotros? No olvidemos que estas palabras de Jesús son dirigidas también a nosotros. ¿Cuál es nuestra enfermedad? ¿Qué nos hace sufrir? ¿Cuál es nuestra reacción frente a los enfermos, a los mendigos y todo tipo de necesitados. No pasemos de largo frente a los demás. Detengámonos y acojámosle como a hermanos y hermanas. Sabemos que a muchos lo menos que le interesa es la acogida pues su interés es la limosna para sobrevivir. Pero al igual que Jesús somos llamados a dignificar y fraternizar con nuestros semejantes en dificultades. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario