EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

martes, 3 de febrero de 2015

TU FE TE HA SANADO

“El Evangelio de Hoy”: Mc 5,21-43
Lectura del santo evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva." Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?" Los discípulos le contestaron: "Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"" Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud."

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: "Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?" Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: "No temas; basta que tengas fe." No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: "¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida." Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: "Talitha qumi" (que significa: "Contigo hablo, niña, levántate"). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Dos episodios nos son contados en el evangelio de hoy para hablarnos de la sinceridad de la caridad. En el episodio introductor, Jairo, jefe de la sinagoga, una persona con nombre, de una clase social que rechaza a Jesús, se le acerca a pedirle que le devuelva la vida a su hija fallecida. El texto nos dice que Jairo se pone en camino con Jesús. En el episodio intercalado en la historia de Jairo y de su hija con Jesús, una mujer padece una enfermedad que le hace impura de acuerdo a las concepciones de la época. Había gastado todo lo suyo buscando su salud. Marginada por ser mujer, por enferma y por pobre, ce acerca a Jesús y no se atreve a hablarle, piensa para ella que quizá baste con tocarle el manto y sin que él lo sepa, robarle un milagro, y así fue.

Pero su acción no la dejará en el anonimato, la relación con Jesús ha de ser personal. ¿Quién me ha tocado los vestidos? Al estar apretujado por la gente, la pregunta puede sobrar pero Jesús sabe lo que hace, él le permite a la mujer marginada y desconocida salir de su anonimato y su marginación y presentarse delante de todos “atemorizada y temblorosa”. Al sentirse acogida en su persona con toda dignidad por Jesús, ella contará su verdad y Jesús valorando su fe y su iniciativa le dice: “tu fe te ha sanado; vete en paz”. Le da la salud corporal y social, tener fe es tener vida. Entretanto, Jairo, con Jesús y los que le acompañan llegan a su casa donde había muerto su hija y le levanta tomándola de la mano sin hacer espectáculos ni buscarse fama. La fe es la victoria sobre la muerte. No temamos, sigamos nuestro camino junto a Jesús, vivamos la caridad fraterna con sinceridad. Eso fue lo que hizo Jesús con la mujer enferma y con la hija de Jairo.

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