EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 19 de enero de 2015

AQUEL DIA AYUNARAN

 "El Evangelio de Hoy": Mc 2,18-22

Lectura del santo evangelio según san Marcos:

En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: "Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?" Jesús les contestó: "¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos." Palabra del Señor.

RÉFLEXION

El Evangelio de Hoy nos plantea unas temáticas que han estado presente en toda la historia de salvación y en la historia de la Iglesia y de todas las tradiciones religiosas. Los discípulos de Jesús y Él mismo tienen una manera diferente de actuar. Viven con libertad frente a las leyes, prácticas y tradiciones de su pueblo. En el fondo está el asunto del por qué. Por qué ayunar, cuándo hacerlo. Todo depende, también de la imagen que nos hemos hecho de Dios. El Dios que Jesús nos revela es un Dios compasivo, misericordioso, Padre Bueno. Ha descendido hasta nosotros en su Hijo para salvarnos, esa es la Nueva Alianza. La práctica de Jesús ha sido la oración confiada, la acogida y comprensión de los otros, la atención a los más débiles y marginados, la ternura y la misericordia frente a los casos concretos de cada persona...


El es amor y el único sacrificio que nos pide es el de amar a nuestros hermanos como Él nos ama a nosotros. Nuestro ayuno han de ser el dejar de maltratar, el dejar de mentir, el dejar de criticar a los demás, ayuno del egoísmo estéril que nos impiden vivir orientados hacia Dios y hacia nuestros hermanos y hermanas. Hasta que no entendamos la grandeza del amor de Dios para con nosotros seguiremos creyendo que vamos a ganarnos la salvación de Dios a base de ayunos y otras prácticas piadosas mal orientadas. La respuesta que cabe de nuestra parte es una respuesta de amor, de fraternidad de ayuda mutua. Esa práctica no puede ser expresada con leyes, tradiciones o prohivisiones. El amor brota de dentro, del corazón y se dirige a los demás. Es el Éspíritu Santo quien nos irá orientando en la vivencia de nuestra fe, en las respuestas a dar a las situaciones reales de cada época. Estemos abiertos a sus inspiraciones.

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