EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 20 de noviembre de 2014

RECONOCER LA PRESENCIA DE JESÚS

“El Evangelio de Hoy”: Lc 19, 41-44

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida". Palabra del Señor.

Reflexión

En estos días hemos vuelto a vivir el terror de la violencia mortal en torno a Israel y los palestinos de la ciudad de Gaza. No hay paz todavía. Aunque se haya firmado la tregua sabemos que pronto reiniciarán las maniobras de ambos lados aunque de manera desigual. En todos nuestros pueblos se vive una especie de irracionalidad que rodea nuestras vidas de violencias, inseguridades y miedos.

Llegando a Jerusalén Jesús llora de indignación no comprende por qué  los líderes de las instituciones que deberían conducir la vida en estos territorios son capaces de vivir tan ciegos. Ante la vista de las magnificas edificaciones de Jerusalén Jesús lamenta que detrás de esa belleza arquitectónica se oculte la violencia, la injusticia y la impiedad. Todo el despliegue cultual, ritual e institucional que pretende mostrar a Dios en realidad lo oculta. Y, tal vez, el mayor conflicto que se encubre tras esos magníficos muros es el acuerdo entre las autoridades locales y los invasores romanos para oprimir y explotar a ese pueblo fiel y creyente que vive su fe en medio de grandes contradicciones.

No nos durmamos en nuestros laureles, dentro de pocos días nuestras ciudades se embellecerán con las brillantes luces,  los arreglos navideños y todo el despliegue publicitario  que ocultará la violencia, la injusticia y las grandes contradicciones y desigualdades. Jesús hace un llamado para que hagamos de nuestras ciudades y nuestras relaciones un espacio de paz. La justicia nos ayuda a crecer en la práctica de la igualdad. Podemos crecer hasta económicamente y en bienestar, pero para ellos habremos de compartir para que no crezcamos unos a costa de los otros sino apoyándonos los unos a los otros. 

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