EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 7 de noviembre de 2014

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 “El Evangelio de Hoy”: Lc 16, 1-8

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido".
El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa". Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Este respondió: "Cien barriles de aceite". Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta". Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" El contestó: "Cien fanegas de trigo". Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta". Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz". Palabra del Señor.

Reflexión

La decisión de seguir a Jesús y su evangelio lleva consigo la adopción de unos valores distintos a los del común de las personas. El cristiano no actúa con malicia sino con amor, con respeto y justicia. La parábola del evangelio de hoy distingue entre la astucia para hacer el bien y la malicia. El administrador de repente se ve despojado del cargo que había ejercido por la voluntad caprichosa y unilateral del patrono. Su única alternativa es cobrarse por adelantado y con creces. Por eso el patrono, cuando descubre su táctica, lo felicita, ya que simplemente ha tomado por anticipado lo que le corresponde por sus servicios. Los creyentes de hoy tenemos mucho que aprender de este ejemplo. Tenemos que aprender a disfrutar haciendo el bien, dedicando nuestro tiempo a los otros, sirviendo  los demás. No esperar todo para después, Dios no nos pide hipotecar el presente.


Este evangelio nos plantea la ventaja de vivir libres, actuando de acuerdo a unos principios humanizadores y universales, y de poner toda la astucia en función de la instauración del Reino. No nos dejemos seducir por el espejismo del consumismo y el mercado.

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