EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

domingo, 30 de noviembre de 2014

EL ADVIENTO

“El Evangelio de Hoy”: Mc 13,33-37

Lectura del santo evangelio según san Marcos:

En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos: "Miren, vigilen: pues no saben cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velen entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes lo digo a todos: ¡Velen!". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN


Con este llamado a estar despiertos y conscientes, iniciamos este nuevo año litúrgico, con el primer domingo de Adviento. Como creyentes en Jesús vivimos siempre comenzando y pasando, estamos en camino. Preparamos la venida de alguien que está siempre con nosotros a través de la práctica de nuestra misión. Nuestro Señor se fue pero está siempre presente en nosotros a quienes nos ha encargado de velar en todo tiempo. Si atendemos a su llamado, nunca se ausentará y eso nos mantendrá llenos de alegría y rebosante de una esperanza activa y constructiva de su Reino. En el fondo, el Adviento no es otra cosa que un llamado a retomar la conciencia de que somos hijas e hijos de Dios. Somos invitados a hacer visible para los demás la alegría de sabernos tenidos en cuenta y amados por nuestro Dios. Velar en comunidad y como Iglesia significa vivir activos, hacer de nuestra fe una misión continua, no instalarnos, vivir pelegrinando hasta alcanzar la madurez del Reino de Dios. Buen tiempo de preparación para todas y todos. Buen Adviento.

sábado, 29 de noviembre de 2014

"ESTÉN SIEMPRE DESPIERTOS"

“El Evangelio de Hoy” Lc 21,34-36

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tengan cuidado: no se les embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se les eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Esten siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor

REFLEXIÓN
Esta noche de sábado iniciaremos el tiempo de Adviento. Lo que Jesús nos propone hoy está orientado precisamente a vivir este tiempo con atención, sin dejarnos adormecer por todo aquello que nos distrae de lo esencial, de lo que configura la autenticidad de nuestras vidas. Estar despiertos es su invitación. No dejar que se nos “embote la mente” en la superficialidad que nos puede envolver.
La misma Navidad -y el Adviento es tiempo para prepararla- con toda su profundidad y su iluminación como buena noticia para la humanidad, puede quedarse en la superficialidad, movidos por el comercio que nos oferta tantas posibilidades de consumo, de pasarla bien.
Escuchemos a Jesús. Su propuesta nos ayudará a convivir, a caminar hacia el encuentro con la Vida, a discernir el modo de estar en esta realidad donde Él se hace presente. Su amistosa presencia divina se encarna en nosotros y en nuestra propia humanidad se manifiesta Dios. Soñemos un mundo mejor, pero bien despiertos para poner lo que nos toca en su construcción. 

viernes, 28 de noviembre de 2014

DIOS REALIZA SIGNOS DE SALVACIÓN

 “El Evangelio de Hoy” Lc 21, 29-33

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus discípulos: "Fíjense en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, les basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando vean que suceden estas cosas, sepan que está cerca el Reino de Dios. Les aseguro que, antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán". Palabra del Señor

REFLEXIÓN

Estamos casi terminando de leer el capítulo 21 del evangelio de San Lucas. En tiempos de persecución de la Iglesia, el evangelista utiliza un lenguaje apocalíptico para anunciar la esperanza de que termine el sufrimiento. La primavera del Reino de Dios se acerca, ya de los arboles comienzan a salir pequeños brotes. Nos falta saber ver claramente las acciones que Dios realiza para cumplir su promesa. Si no somos capaces de leer los signos de nuestro tiempo en los que Dios nos muestra su amor y su presencia, no estaremos aptos para reconocerlo y dejarnos salvar por él. Recordando los signos que Jesús realiza en Galilea y por donde quiera que pasa, estaremos listos para reconocer los signos que él nos muestra hoy: signos de salud, fraternidad, justicia. Hoy somos llamados a realizar esos mismos signos dadores de vida en nuestras comunidades.

jueves, 27 de noviembre de 2014

SE ACERCA SU LIBERACIÓN

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 21, 20-28

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando vean a Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan que está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza; se acerca su liberación". Palabra del Señor.

Reflexión


El lenguaje apocalíptico es utilizado por los evangelistas para anunciar la esperanza frente a la feroz persecución que viven los cristianos de su tiempo. A diferencia de otros grupos religiosos, que estaban atados a territorios, a las ciudades, a las edificaciones y a las instituciones, el cristianismo es capaz de recrearse en cada lugar y cultura. No depende de una raza o de unos edificios, sino que viaja como palabra de vida en el corazón de los creyentes. Mientras las potencias mundanas se turnan para imponer sus políticas y arrasar con los pueblos que se les resisten, el cristianismo busca que quienes lo acogen sepan traducirlo en gestos cotidianos y no sólo en documentos, consignas o ritos muertos. Mientras que los tiempos de crisis significan el final de una época, de una cultura, de una nación, por el contrario la crisis es el elemento en el que el cristianismo se fortalece. En  los momentos difíciles que Jesús nos pide dar testimonio de fe. Porque creemos y esperamos en Jesús, levantamos, confiados la cabeza y continuamos hacia adelante seguros de que Jesús es nuestra salvación, pase lo que pase. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

PERSEVERANCIA

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 21, 12-19

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Les echarán mano, los perseguirán, estregándolos a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendrán ocasión de dar testimonio. Hagan propósito de no preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario de ustedes. Y hasta sus padres, y parientes, y hermanos, y amigos los traicionarán, y matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus vidas". Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús y su grupo se encuentran muchos enemigos pues sus palabras y sus gestos ponen en evidencia las injusticias y las mentiras de los actores poderosos locales con sus instituciones y de los invasores imperiales que le dirigen desde Roma. San Lucas nos recuerda que ese riesgo es un elemento constitutivo del evangelio. No se puede pretender cambiar el mundo, sin que al mismo tiempo ese mundo reacciones defendiéndose, resistiendo y luchando por permanecer vigente. Vivir la verdad, buscar esta verdad dignificante y humanizante, choca frontalmente contra una clase social poderosa que se alimenta de las injusticias y de los abusos contra todo un pueblo. La respuesta de la institución es radical y genocida: odio, persecución, encarcelamiento y muerte.


El mérito del cristianismo, en sus primeros siglos de existencia, fue el de servir de levadura que transformó la situación de millones de personas marginadas; el gran riesgo que corrió fue el de asimilarse a la cultura dominante y terminar siendo parte de lo que quería cambiar. Una buena alternativa para el cristianismo es dejar que Jesús nos dé nuevamente la prudencia y la elocuencia de su Palabra. Volver una y otra vez a la fuente, vivir la perseverancia de manera serena como quienes vivimos en Cristo para siempre. El asunto es que no siempre creemos en las Palabras y en las prácticas de Jesús y terminamos convirtiéndonos nosotros a la cultura y a la práctica de nuestra sociedad en vez de buscar cambiar esa cultura de muerte y esa práctica injusta de nuestra sociedad. Cuando peor nos sintamos recordemos estas palabras del Señor: “Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus vidas".

martes, 25 de noviembre de 2014

DAR TESTIMONIO DE NUESTRA FE

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 21, 5-11

Lectura del santo evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contemplan, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido."
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contestó: "Cuidado con que nadie les engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca", no vayan tras ellos.
Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."
Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Palabra del Señor.

Reflexión


El Evangelio de Hoy nos recuerda que la confianza hay que ponerla en Dios y su promesa de salvación. Lo que hay que ponderar no son las bellezas físicas y las majestuosidades de nuestros lugares  de cultos sino, las buenas relaciones entre las personas y las prácticas que nos eternizan, siguiendo a Jesús. Lo que Jesús anuncia no es la destrucción y el caos, Él solo recuerda lo que todo el mundo sabe: en el universo se dan catástrofes, fuertes vientos que destruyen, terremotos que desmoronan hasta las mejores construcciones, guerra las demoledoras. Nada de eso es el fin, el fin es la vida en Dios, la paz universal, el Reino de Dios. En tiempos de crisis, de dificultades y problemas que nos traen sufrimientos y desgracias estamos llamados a dar testimonio de la fe que tenemos. Lo que nosotros esperamos no es la destrucción ni el sufrimiento ni la muerte, nosotros creemos en Jesús quien pasó por todo tipo de problemas, sufrimientos y la muerte, pero que sin embargo está vivo y nos acompaña para que nosotros sigamos construyendo su Reino de justicia y de paz y luchando contra lo que se resiste a este sueño de Dios.

lunes, 24 de noviembre de 2014

¿QUIÉN DA MÁS?

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 21, 1-4

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sepan que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra; pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir". Palabra del Señor.

Reflexión


¿Por qué la viuda ha echado más? Porque era todo lo que tenía, porque esos dos pesos eran su riqueza, su seguridad y se había despojado de todo para donarlo. Arriesgarlo todo significa darse, ofrecerse, despojarse. Eso fue lo que hiso Jesús, no ofrecer cosa externas sino ofrecerse él y nos dijo, “hagan esto en conmemoración mía”.  Cada día nos encontramos con situaciones que exigen de nosotros esfuerzos grandes para comprenderlas o para remediarlas. Posiblemente digamos que no tenemos o que no contamos con los recursos o las fuerzas o las herramientas necesarias para actuar. No olvidemos que Jesús valora, no las cantidades sino la calidad. Lo importante no es dar el diezmo, lo importante y esencial es vivir la generosidad, compartir lo que somos y tenemos de manera confiada y alegre. Esta es la vía de la salvación y la realización humana. No olvidemos que no se trata de cumplir con Dios sino de vivir los valores que Jesús nos ha enseñado y dejado en herencia espiritual.

domingo, 23 de noviembre de 2014

CRISTO REY DEL UNIVERSO

 “El Evangelio de Hoy”: Mt 25,31-46

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de deber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La fiesta de Cristo Rey del Universo cierra los domingos del Tiempo Ordinario y nos prepara para entrar en el Adviento la semana próxima. Jesús, Rey del Universo vendrá a juzgar a todas las naciones. Su Reino no es un reino de poder dominador sino de servicio a los que sufren de alguna necesidad; el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir”. Ese es el criterio del juicio. Ser parte del Reino, de la vida eterna, supone que el discípulo ha seguido los pasos del Maestro en el servicio a todos y n especial a los más necesitados.

No podemos esperar a mañana para comenzar a vivir este evangelio. Nuestra suerte se juega hoy en nuestra manera de acercarnos o alejarnos de quienes nos necesitan para mejorar su vida. Las exigencias del Reino llevan a dar vida hoy: dar de comer, de beber, etc. Esos gestos deben expresar la gracia que Dios nos ha hecho de su propia vida. De allí que los destinatarios privilegiados sean los más pequeños y postergados. Cada pobre y olvidado es como Belén, insignificante, pero de ellos viene el Señor a nosotros. Por eso el texto del evangelio de Hoy nos dice que sirviendo a los pobres y necesitados estamos sirviendo a Jesús.

sábado, 22 de noviembre de 2014

NO ES DIOS DE MUERTOS, SINO DE VIVOS

"El Evangelio de hoy: Lc 20, 27-40

Lectura del santo evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.»
Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»
Intervinieron unos escribas: «Bien dicho, Maestro.»
Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor

Reflexión
Como acostumbra la gente religiosa que rechaza a Jesús -esta vez los saduceos-, la pregunta que le hacen no es para penetrar en el misterio de la salvación, sino para entramparlo. Pero Jesús no se enreda en su respuesta a las malas intenciones de los saduceos y toca un aspecto fundamental de la fe cristiana: Nuestro Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, así que para Él todos están vivos. En Él viviremos.
Es cierto que el tema de la vida eterna, de nuestra salvación, toca de alguna manera a todos; creyentes y no creyentes nos hacemos la pregunta acerca de la muerte y de la vida, del sentido que puede haber más allá de una muerte que se presenta ineludible. Pero la centralidad de la fe no está en la muerte, sino en la vida. Y la vida cristiana está amparada en el testimonio del Resucitado. Sin la resurrección de Jesús la fe y la esperanza cristiana no tendrían sentido. Todo el caudal de amor y de justicia se quedarían perdidos en el límite incomprensible de la muerte.
¿Cómo comprenderíamos el amor que permanece más allá de la muerte? ¿Qué sentido tendría toda esta ansia de plenitud que mueve lo mejor de los seres humanos si todo eso desapareciera con la extinción física? ¿Hacia dónde apuntaría tanto esfuerzo de realización, de felicidad, de comunión entre las persona, de tantos que dan su vida por la justicia?
La respuesta es Cristo resucitado, quien ha vencido el poder de la muerte y el fracaso que marca nuestra existencia humana y abre para nosotros el horizonte del Reino de Dios, donde encuentra sentido toda acción humana que ennoblece y humaniza. 

viernes, 21 de noviembre de 2014

JESÚS EN EL TEMPLO

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 19, 45-48

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero ustedes la han convertido en una "cueva de bandidos". Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios. Palabra del Señor.

Reflexión

Ya en Jerusalén, Jesús se da cuenta de la  enorme perversión que se vive hasta en el templo, porque en ese recinto sagrado se refugian los que buscan ávidamente el poder económico y lo cubren legalmente con una fachada religiosa. El cambio inequitativo de la moneda imperial por la moneda del Templo era ocasión para que las personas pobres se vieran despojadas de los centavos con los que acudían en peregrinación al Templo. La indignación que siente Jesús al darse cuenta de las injusticias que se cometen en detrimento de los  menos favorecidos económicamente, le lleva al enfrentamiento definitivo con los encargados de las instituciones públicas y religiosas.

Nuestras sociedades actuales se nutren, al igual que en la época de Jesús, de intercambios inequitativos en los que las naciones pobres pagan precios exorbitantes por tener acceso a algunas cosas básicas como la tecnología o los recursos energéticos. Pero todo se cubre con el manto de la burocracia económica que defiende tales desventajas y las presenta inclusive como la máxima expresión civilizadora. Al igual que Jesús debemos desterrar de nuestros intercambios estas medidas ventajosas, aunque sean legales. Que nuestras comunidades cristianas y sus líderes más “comprometidos” en ellas, no se conviertan en explotadoras de los hermanos y hermanas, sino en servidores sinceros y transparentes que viabilizan la dignidad humana y el crecimiento espiritual e integral.

jueves, 20 de noviembre de 2014

RECONOCER LA PRESENCIA DE JESÚS

“El Evangelio de Hoy”: Lc 19, 41-44

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida". Palabra del Señor.

Reflexión

En estos días hemos vuelto a vivir el terror de la violencia mortal en torno a Israel y los palestinos de la ciudad de Gaza. No hay paz todavía. Aunque se haya firmado la tregua sabemos que pronto reiniciarán las maniobras de ambos lados aunque de manera desigual. En todos nuestros pueblos se vive una especie de irracionalidad que rodea nuestras vidas de violencias, inseguridades y miedos.

Llegando a Jerusalén Jesús llora de indignación no comprende por qué  los líderes de las instituciones que deberían conducir la vida en estos territorios son capaces de vivir tan ciegos. Ante la vista de las magnificas edificaciones de Jerusalén Jesús lamenta que detrás de esa belleza arquitectónica se oculte la violencia, la injusticia y la impiedad. Todo el despliegue cultual, ritual e institucional que pretende mostrar a Dios en realidad lo oculta. Y, tal vez, el mayor conflicto que se encubre tras esos magníficos muros es el acuerdo entre las autoridades locales y los invasores romanos para oprimir y explotar a ese pueblo fiel y creyente que vive su fe en medio de grandes contradicciones.

No nos durmamos en nuestros laureles, dentro de pocos días nuestras ciudades se embellecerán con las brillantes luces,  los arreglos navideños y todo el despliegue publicitario  que ocultará la violencia, la injusticia y las grandes contradicciones y desigualdades. Jesús hace un llamado para que hagamos de nuestras ciudades y nuestras relaciones un espacio de paz. La justicia nos ayuda a crecer en la práctica de la igualdad. Podemos crecer hasta económicamente y en bienestar, pero para ellos habremos de compartir para que no crezcamos unos a costa de los otros sino apoyándonos los unos a los otros. 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

CONFIANZA Y CREATIVIDAD

“El Evangelio de Hoy”: Lc 19, 11-28.

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el Reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: "Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negocien mientras vuelvo".
Sus conciudadanos, que le aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey". Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez". Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades". El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco". A ése le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades". El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres un hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras". Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses".
Entonces dijo a los presentes: "Quítenle a éste la onza y dénsela al que tiene diez". Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas". Les digo: "Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a esos enemigos míos que no me querían por rey, tráiganlo acá y dególlenlo  en mi presencia"". Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.  Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús continúa hablando desde Jericó, ciudad de paso hacia Jerusalén. No nos olvidamos que ya en Jericó Jesús ha transformado la vida del ciego, le ha acompañado en su paso hacia la claridad, la libertad y la visibilidad. También, vimos ayer la transformación de Zaqueo, quien pasa de amante solamente del dinero, de insignificante y marginado pecador público, a solidario y desvolvedor convertido a la fraternidad. El Evangelio de Hoy anuncia otra transformación: la eficacia de los administradores que, en la parábola, trabajan en la ausencia de su rey. Los príncipes de los pequeños reinos recibían el título de manos de emperadores o reyes más poderosos. Los administradores eran hombres de confianza y de probadas capacidades. Por esta razón, la reacción del administrador inútil que denigra de su patrón, pone en evidencia la ineficacia de su gestión y su encubierto acuerdo con los enemigos del rey.

Con esta parábola el evangelista Lucas nos prepara para comprender el ascenso de Jesús a Jerusalén y su confrontación con los administradores inútiles que convirtieron al Israel de esa época en un pueblo miserable e inconscientemente opuesto a la voluntad de Dios. Las manos que tenían los recursos para obrar el bien y preparar el retorno del rey, se volvieron inútiles e incluso se preparan para deponerlo. En la vida cristiana ocurre algo semejante. Dios nos da todas las capacidades y los recursos para que nuestras manos continúen su obra creadora; sin embargo, podemos caer en la tentación de olvidarnos de su voluntad e incluso de crear realidades contrarias a su venida.


Ahora que en nuestro medio vivimos crisis profundas de credibilidad debido a la ineficacia de los administradores de nuestros pueblos, quienes en vez de fomentar la igualdad, la justicia,  las oportunidades y el bien común; en vez de preparar un futuro prometedor para las generaciones venideras, se han dedicado a enriquecerse ellos, creando déficits tras déficits.  De nada nos serviría, tampoco, quedarnos instalados en críticas opositoras y oportunistas y estériles. Somos invitados a la creatividad, a la coherencia y la vigilancia capaz de producir las actitudes que hacen presente el Reino de Dios. Que nuestra manera de vivir constituya una protesta radical contra todo lo que denigra la vida, la justicia y la fraternidad.

martes, 18 de noviembre de 2014

HOY HA SIDO LA SALVACIÓN DE ESTA CASA

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 19, 1-10

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió en una higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".
El bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador". Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más". Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido". Palabra del Señor.

Reflexión

"Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más". La decisión de Zaqueo es clara y concreta. Experimenta una transformación radical. Se siente delicadamente tenido en cuenta por Jesús quien se acerca a él sin prejuicios, no lo juzga ni lo condena. Es a ese tipo de encuentro personal, a este tipo de experiencia que tenemos que llegar nosotros para poder operar una real conversión, transformación que nos llene de la fuerza necesaria para poder decidir acogernos al amor de a Dios y a su misericordia como lo más importante y preciado.

En Jericó, ciudad de paso hacia Jerusalén, Jesús realiza varios signos que dejan ver la presencia de Dios en medio de su pueblo aliviando sus sufrimientos y anunciando su Reino de amor, de justicia y fraternidad. El mayor milagro que hizo Jesús en su paso por esa legendaria ciudad fue ayudar a Zaqueo a crecer en solidaridad, amor y justicia. Quienes vivimos encaramados en nuestras opciones individuales sin tener en cuenta nuestra realidad con sus necesidades y urgencias, somos incapaces de sensibilizarnos frente al sufrimiento ajeno. Por eso Jesús llama a Zaqueo y nos llama a nosotros a “bajar para el encuentro con Dios”.


El evangelio de Hoy  nos invita a que, como Zaqueo, crezcamos ayudados por las enseñanzas de Jesús y que no nos trepemos en nuestros logros, en nuestros títulos o en nuestras seguridades económicas con el pretexto de buscarlo a Él. La grandeza de Zaqueo no está en su estatura, sino en la capacidad de transformar su corazón para cambiar el mal que había hecho y restituir la injusticia en la que vivía tan cómodamente. Así como los ojos del ciego se abrieron para seguirlo, el corazón de Zaqueo se abre para servirlo. Hoy tenemos una nueva oportunidad de crecer en nuestra adhesión y seguimiento  de Jesús.

lunes, 17 de noviembre de 2014

SEÑOR, QUE VEA DE NUEVO

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 18, 35-43

Lectura del santo evangelio según san Lucas: 

En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello, y le explicaron: "Pasa Jesús Nazareno". Entonces gritó: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!"
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" El dijo: "Señor, que vea otra vez". Jesús le contestó: "Recobra la vista, tu fe te ha curado". En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios. Palabra del Señor.

Reflexión

El Texto evangélico de la sanación del ciego de Jericó es una gran invitación a ver de nuevo. Ver de nuevo significaría, estar abiertos a lo que Dios nos pide hoy en medio de nuestras situaciones. Es el ejercicio profético que nos aportan los escritos de la Biblia que llamamos proféticos. Estar atentos y atentas para discernir qué nos dice Dios en la coyuntura actual, para ponernos a su servicio comunicando a los  otros el mensaje de Dios. Descubrir la voluntad de Dios para vivirla. Ver otra vez significa ver de manera nueva, cambiar, dignificarse.

Pongamos mucha atención pues en nuestro tiempo asistimos a una situación semejante. Muchas personas  buscan a Jesús porque lo ven como una fuente de milagros o, incluso, de poder de dominación. Otras lo siguen impresionadas por los títulos con los que se exalta su figura. El evangelio nos invita a pedirle a Jesús que sea Él quien abra nuestros ojos para que seamos nosotros mismos quienes lo descubramos en los rostros de las personas que lo sirven en los más pobres y que sufren al defender a las víctimas y al exigir justicia, como Él lo hace. Dejemos que Jesús abra nuestros ojos. No tengamos miedo a ver lo que antes no alcanzábamos a ver. Admitamos nuestras cegueras y pidámosle a Jesús que tenga compasión de nosotros y los demás.

domingo, 16 de noviembre de 2014

CONFIAR Y CORRER EL RIESGO

“El Evangelio de Hoy”: Mt 25,14-30

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada cual según su capacidad; luego se marchó. [El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.]
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
[Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes."] Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

A primera vista parecería una injusticia condenar al tercer empleado que no ha hecho nada “malo”. El problema es que su actitud muestra una desconfianza total de su patrón. En vez de trabajar para él, enseña una conducta de sospecha y de prudencia estériles. Nos seguidores de Jesús no hemos sido enviados a guardar sus acciones y conservarlas intactas hasta que Jesús regrese, hemos sido envíanos a anunciarlo a él. Jesús está vivo y una de las principales características de la vida es el dinamismo, la transformación y el avance. Nos pertenece a nosotros buscar la manera de anunciar a Jesús y su evangelio de manera que llegue a nuestra gente en forma de Buena Noticia frente a la realidad de hoy. Así que somos invitados a profundizar seriamente sobre esta dimensión de nuestra fe. La creatividad a la hora de transmitir el mensaje de Jesús debe ser animada por su propio Espíritu que nos acompaña y orienta. Para eso debemos confiar y entregarnos generosamente a su servicio. Que no nos paralice el miedo, que no nos enfermen los escrúpulos y que nos llene de alegría el hecho de compartir con Jesús su misión de anunciar la Buena Noticia del amor de Dios.

sábado, 15 de noviembre de 2014

ORAR SIEMPRE Y SIN DESANIMARNOS

“El Evangelio de Hoy”: Lc 18, 1-8

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara"". El Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El Evangelio de Hoy nos invita a orar sin desanimarnos y sin ponerle fecha a Dios para que nos atienda. Nosotros somos los necesitados frente al Dios amor. La viuda es el símbolo de los desprotegidos en el pueblo de Dios, los más pobres e infelices. La única manera de obtener justicia es por medio de la autoridad de una instancia judicial.  Y ya nosotros sabemos bien cómo está funcionando la justicia humana hace tiempo, y cada día peor.  

La Historia de la Salvación recogida como experiencia de fe en nuestra Biblia, nos enseña cómo reaccionar frente a una realidad desprotegida e injusta. En la Biblia el ‘temor de Dios’ y el respeto a la humanidad son sinónimos de la justicia como único remedio eficaz contra la violencia con la que se busca hacer prevalecer los intereses de un grupo sobre el bien de la mayoría. Pero, cuando las virtudes del juez y las convenciones humanas fallan, el único recurso que queda es el de la resistencia en la pertinaz exigencia de la justicia, porque, si se acude a la violencia con los propios recursos, se cae en el juego del adversario. El mensaje de Jesús insiste en la capacidad de resistencia, tenacidad y paciencia de sus seguidores, capacidad que los lleva no sólo a sobreponerse a la adversidad, sino a dar una respuesta serena y creativa a los límites que imponen las conveniencias sociales.


Hoy más que nunca necesitamos actuar con sabiduría. No podemos dejarnos llevar por las pasiones y los enfados incontrolados. Exigir justicia una y otra ves como la viuda del evangelio, no cansarnos de decir la verdad y buscar la justicia a través de medios adecuados. Dios nos sostenga en nuestras búsquedas. 

viernes, 14 de noviembre de 2014

DIOS SIGUE SALVANDO, TODO IRÁ BIEN

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 17, 26-37

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acuérdense de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará. Les digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán, estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán".
Ellos le preguntaron: "¿Dónde, Señor?" El contestó: "Donde está el cadáver se reunirán los buitres". Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de Hoy está lleno de símbolos y acontecimientos que expresan la cosmovisión de distintas épocas de la historia de salvación y la constante presencia del  Dios de la Alianza. Noé, Lot y el Hijo del Hombre son figuras simbólicas que marcan el final de una época y el comienzo de otra. En el caso de Noé representa el orden, posterior a la violencia de Caín; fueron profundizándose los conflictos hasta que quedó amenazado no sólo el orden social e histórico, sino el mismo orden natural y cósmico. El Diluvio es, entonces, un símbolo del naufragio de un orden social y la instauración de un nuevo orden por medio de una alianza, que tiene por emblema un arcoíris. En el caso de Lot está representado el fracaso de las ciudades para realizar la voluntad de Dios; la lluvia de fuego y azufre es el final simbólico de la pretensión de contener la violencia por medio de construcciones artificiales. El Hijo del Hombre es el símbolo con el que se identifica Jesús y que representa el final de la violencia legitimada por medio del Templo, la Ley y el comercio. Cada personaje y cada  acontecimiento dan paso a un pueblo renovado en su fe y dispuesto a recomponer todo su ser y quehacer.


 No son figuras que busquen  el miedo y la parálisis sino todo lo contrario. La experiencia acumulada en nuestra historia tiene mucho que enseñarnos para vivir nuestro tiempo de manera sabia y decidida. El evangelio quiere mostrarnos cómo esos límites comportan a su vez nuevas posibilidades. La Alianza con Dios redime la violencia generalizada en la historia de Noé; la vida pastoril de Abraham es una alternativa contra la violencia de las fortalezas urbanas. La vida que Jesús, el “Hijo del Hombre” nos muestra nos hace hermanos y hermanas y nos da el poder de transformarlo todo desde unas relaciones realmente fraternas y serviciales. Con todo lo que ya sabemos, vivamos nuestra cotidianidad seguros de que Dios nos acompaña con su amor y su misericordia. Intentemos dejarnos conducir por su Espíritu.  Todo irá bien, aún en medio de las dificultades propias de nuestra época.

jueves, 13 de noviembre de 2014

¿CUÁNDO LLEGARÁ EL REINO?

 “El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 20-25

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino de Dios, Jesús les contestó: "El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque miren, el Reino de Dios está dentro de ustedes".
Dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que desearán vivir un día con el Hijo del hombre, y ni podrán. Si les dicen que está aquí o está allí, no se vayan detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación".  Palabra del Señor.

Reflexión

En el Evangelio de Hoy Jesús deja claro que El Reino de Dios no es un asunto geográfico como los reinos de este mundo, se trata de un estado de la realidad de acuerdo con la voluntad de Dios. Los grupos de la época de Jesús identifican el Reino con la dinastía davídica, con todas sus organizaciones, grupos e instituciones recreadas. Los grupos de fanáticos religiosos, como los fariseos, consideraban que era un asunto de perfeccionismo legal, y los grupos apocalípticos lo asimilaban a una catástrofe cósmica que moviera los cimientos mismos de la historia de la humanidad. Algunas de estas maneras de pensar persisten aún entre los hombres y mujeres de hoy organizados en distintas iglesias.


La comunidad cristiana, en sus inicios, descubría los signos del Reino en la acción redentora de Jesús sobre pobres, marginados, pecadores, enfermos, endemoniados y extranjeros. Es decir, identificaban el Reino con un orden de salvación en el que los límites humanos eran superados por acciones misericordiosas y servicios solidarios. En nuestra época, muchos identifican el fin del mundo con las catástrofes naturales o con los desastres ambientales producto de la contaminación. Los seguidores de Jesús seguimos confiando en la eficacia del amor universal y del servicio desinteresado. Por eso estamos llamados a ser creativos para concretizar el crecimiento del Reino de Dios desde actitudes profundas que nos muevan a vivir el bien con nuestros hermanos y hermanas sin buscar ganancias que no sea el ver surgir una sociedad más humana que comparte los valores de la justicia y la fraternidad.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

EL SAMARITANO VOLVIÓ ALABANDO A DIOS Y GRADECIDO

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 17, 11-19

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros". Al verlos, les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado".  Palabra del Señor.

Reflexión


Otro relato que solo encontramos en el evangelio según San Lucas. En los evangelios encontramos otros textos semejantes pero aquí se quiere resaltar el hecho  de que uno de los leprosos es un samaritano, alguien despreciado por el pueblo judío. No es despreciado por Jesús, que no hace distinción de personas, y que por el contrario prefiere a los marginados e insignificantes. San Lucas, tan sensible a los pobres, también lo es a los samaritanos. Solo el samaritano, a quien se le considera inferior y medio pagano vuelve donde Jesús para agradecerle y reconocerle. El único que abre su corazón al Señor, expresando así en qué consiste la verdadera pureza. Los limpios de corazón son coherentes y actúan con sencillez, de acuerdo al amor gratuito que recibe. Quien se acuerda de Jesús en este texto, quien lo tiene presente, es un samaritano. Un hombre agradecido, doblemente marginado por su condición de leproso y de extranjero. El samaritano y nosotros también, debe levantarse y andar, el supo reconocer el amor de Dios, en adelante debe dar gratis lo que recibió gratis.

martes, 11 de noviembre de 2014

EL VALOR DE LA GRATUIDAD

 “El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 7-10

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo el Señor: "Supongan que un criado de ustedes trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de ustedes le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le dirán "Prepárame la cena, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tienen  que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo ustedes: Cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer." Palabra del Señor.

Reflexión

¿Qué hemos sido y qué hemos hecho hasta hoy? ¿Sentimos que era eso lo que Dios nos ha pedido? La acción de Dios hacia nosotros es Don gratuito de su parte. No nos pide nada a cambio y así debe ser nuestro accionar de a favor de los demás. Dios nos llama a vivir una misión durante nuestra vida. La vivencia de esa misión nos hará felices, nos dará las energías suficientes para sentirnos comprometidos con nosotros mismos y con nuestra sociedad. La religión con frecuencia convierte la recompensa en una sutil y poderosa tentación.

La búsqueda de compensaciones esconde un peligro: el sentirse motivado sólo por estímulos externos y no valorar la motivación interior propia, como motor de la acción. Otro peligro es considerar más valiosa la gratificación que la acción. No podemos continuar creyendo que nuestra salvación dependa de nuestras acciones. Dios ya nos ha salvado en Jesús, su vida, su muerte y su resurrección. Lo nuestro tiene que ser experimentar esta verdad reconociendo el amor que Dios nos tiene. A partir de ahí, estaremos en la capacidad de confiar en el Señor y vivir para hacer su voluntad, sirviendo a nuestros hermanos.


 El evangelio de hoy nos  enseña  que desde la lógica cristiana la acción del servicio es valiosa en sí misma y el valor agregado de esa acción es la gratuidad. Nada hay más valioso que lo que no tiene precio y nada es más gratificante que lo que se hace sin esperar recompensa. El servicio diligente y desinteresado es la respuesta de la naciente comunidad cristiana. Nosotros tenemos hoy el desafío de romper con la estrategia de la cultura mercantilista, que programa nuestras reacciones para responder únicamente al estímulo de la recompensa o de la gratificación. Dios nos acompañe con su Espíritu de sabiduría para encontrar la manera de entender y acoger con alegría su amor incondicional, y, aprender de él para vivir nuestra misión.