EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

lunes, 13 de octubre de 2014

JESÚS ES MÁS GRANDE

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 11, 29-32

Lectura del santo evangelio según San Lucas.

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El Evangelio de Hoy quiere ayudarnos a reconocer nuestra necesidad de conversión y  cambio de vida. Las experiencias del pueblo de Dios pueden ayudarnos a entrar en un proceso serio de conversión. Jesús habla de dos episodios del pasado: el episodio de Jonás y el de la reina de Sabá, y los transforma en espejo para que la gente descubra en ellos el llamado de Dios a la conversión.

Jonás fue una señal para la gente de Nínive a través da su predicación. Al oír a Jonás, el pueblo se convirtió. Así, la predicación de Jesús estaba siendo una señal de la presencia de Dios para su gente, pero el pueblo no daba señales de conversión.


El libro de Jonás es una parábola que critica la mentalidad de aquellos que querían a Dios sólo para los judíos. En la historia de Jonás, los paganos se convirtieron ante la predicación de Jonás y Dios los acogió en su bondad y no destruyó la ciudad. Cuando vio que Dios acoge al pueblo de Nínive y no destruyó la ciudad, Jonás sintió un gran disgusto. Quería que Dios destruyera aquel pueblo pagano, pero en su oración reconoce que Dios es misericordioso y compasivo que se arrepiente de sus amenazas. No se deja manipular por  tradiciones. Jesús no pide que todos sean cristianos pide que todos sean sus discípulos, personas que como él, irradien y anuncien la Buena Nueva del amor de Dios para todos los pueblos alrededor.

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