EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

jueves, 2 de octubre de 2014

ENVIADOS A LA MISIÓN SIN EQUIPAJE

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 10, 1-12

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rueguen, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Pónganse en camino! Miren que los mando como corderos en medio de lobos. No lleven talega, ni alforja, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Cuando entren en una casa, digan primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes.
Quédense en la misma casa, coman y beban de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No anden cambiando de casa. Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les pongan, curen a los enfermos que haya, y digan: "Está cerca de ustedes el reino de Dios." Cuando entren en un pueblo y no los reciban, salgan a la plaza y digan: "Hasta el polvo de su pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre ustedes. De todos modos, sepan que está cerca el reino de Dios."
Les digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo." Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús continúa su camino hacia Jerusalén y aprovecha para instruir a sus seguidores. Ahora comparte su misión con los 72 discípulos que envía a anunciar el Reino. Las indicaciones que Jesús comunica a aquellos enviados son las mismas que nosotros debemos vivir hoy: en su núcleo central está la libertad de los seguidores de Jesús. “…No lleven talega, ni alforja, ni sandalias…” Es decir, no confíen en lo que tienen, en sus posesiones, no se apoyen en el poder. Así podrán ser testigos de paz y aceptarán comer lo que se les presente y podrán dar vida a los demás. Con la libertad de quien no tiene nada que perder, podrán anunciar la cercanía del Reino de Dios.


En la medida en que individual y comunitariamente estamos apegados a los bienes y poderes de dominación somos tentados de permanecer acomodados e instalados. La misión supone estar siempre en camino y para ello Jesús nos envía ligeros de equipaje. Jesús sabe que en Jerusalén, los grandes de su pueblo y de la potencia ocupante, lo rechazarán y lo maltratarán  pero continúa andando su camino y viviendo su misión. Esta misión es la que nos enseña a nosotros sus seguidores. Jesús no nos dejará solos en ningún momento, si confiamos en él, él nos proporcionará lo necesario para vivir en la alegría y el gozo del Evangelio.

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