EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

sábado, 25 de octubre de 2014

DIOS NOS CUIDA PARA QUE PRODUZCAMOS

 “El Evangelio de Hoy”: Lc 13, 1-9

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: "¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque acabaron así? Les digo que no; y, si no se convierten, todos perecerán lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les digo que no. Y, si no se convierten todos perecerán de la misma manera".
Y les dijo esta parábola: "Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás". Palabra del Señor.

Reflexión


Jesús se sirve episodios históricos que desconocemos para subrayar un punto muy importante de su mensaje: no hay relación entre el pecado y las desgracias que puedan ocurrir ya sea por mano humana o por accidente. Con esta afirmación Jesús va contra una idea muy presente en su tiempo y que hasta se ha colado hasta nosotros, según la cual, enfermedades, infortunios, pobrezas, son consecuencias de los pecados cometidos por quien sufre esas situaciones. Todavía hoy quedan rezagos de esa mentalidad por lo que los pobres y los enfermos, muchas veces añaden el sentimiento de culpa a sus duras condiciones de vida. Jesús nos libera de esa concepción equivocada del Dios del amor y de la vida que no nos dejan buscar las verdaderas causas de los males y remitirlas  a una especie de fatalidad que nos hunde en la pasividad estéril. Según esta parábola, pecar es no dar frutos. Además, con paciencia y dedicación Dios espera nuestras obras. Es un Dios de amor y nos de castigo. Sigamos tratando de producir los buenos frutos esperados, dejémonos acompañar por Jesús y él encontrará la manera de salvarnos.

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