EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 5 de septiembre de 2014

JESÚS ES SEÑOR DEL SÁBADO

"El Evangelio de hoy": Lc 6,1-5
Lectura del santo evangelio según san Lucas:

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: «¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Jesús les replicó: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.»
Y añadió: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»
Palabra del Señor

REFLEXIÓN

Jesús no estuvo al margen del conflicto que supone enfrentar normas o convencionalismos sociales para actuar a favor de la persona. En el Evangelio encontramos hoy un conflicto de tipo religioso, pues con su conducta Jesús y sus discípulos actúan de espaldas a las normas  de su tiempo. Es el problema del sábado, qué se puede hacer y qué no en el día sagrado de los judíos. Sabemos que Jesús tuvo que habérselas también con conflictos de tipo político y sociocultural. Es que Jesús no es el predicador que se mueve dentro de los esquemas religiosos establecidos.

La postura de Jesús supone un paso más en la manera de comprender el don de Dios y el modo de manifestar su amor a favor de las personas. Para Jesús es más importante responder a lo que es bueno para la persona, todo aquello que humaniza y da vida. Por eso es Señor del sábado y se salta las normas para que no esclavicen sino que estén al servicio de la persona.

Alrededor de nosotros no faltan normas, muchas buenas para el conjunto de la sociedad, pero que no se cumplen. Sin embargo, el cumplimiento de la Ley siempre funciona a favor de quienes controlan desde los centros de poder. Se puede incluso afectar el futuro de un país para que haya "un clima que favorezca la inversión", aprobando o desaprobando no en función del bien común.

Los cristianos reivindicamos ser, más que una religión, un estilo de vida, un proyecto de humanización que haga visible las semillas del Reino de Dios que crece entre nosotros. Portadores de una alegría y una esperanza que trae el Señor del sábado para liberarnos de todo lo que nos impide ser felices, mirar el futuro con esperanza y construir una ciudad para todos, como decía el canto. 

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