EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

ANUNCIANDO EL REINO Y CURANDO


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 9,1-6
Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No lleven nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco lleven túnica de repuesto. Quédense en la casa donde entren, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si alguien no les recibe, al salir de aquel pueblo sacúdanse el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes. Palabra del Señor.


Reflexión

La tarea de los discípulos de Jesús es el anuncio del Reino de Dios. La mejor definición del Reino de Dios es un estado de justicia y fraternidad vivido con alegría. Los anunciantes del Reino no se instalan en una oficina sino que son itinerantes, van de comunidad en comunidad, de pueblo en pueblo, son misioneros. Dependen de los demás sin convertirse en carga para nadie. La orden de ir lo más ligero posible permite pensar que los discípulos no demoraban mucho tiempo en cada ciudad o en cada aldea. La indicación de sacudirse los pies indica el rechazo o la indiferencia como una posibilidad real de la misión. El Reino no se impone ni los misioneros se deben imponer por la fuerza, es una oferta a ser acogida libremente. Sorprende positivamente el hecho de que Jesús comparta a sus discípulos su poder, un poder no para dominar sino para combatir el mal y para incluir a los excluidos por las enfermedades; un poder exclusivamente para generar vida en abundancia, sanando a los enfermos. La misión es la de ser remedio para los males presentes. Nosotros somos los llamados hoy, tú y yo, no sigamos desoyendo la invitación de Jesús a compartir su misión. La vocación es personal pero se vive en comunidad. Hoy, dos mil años después, no es necesario ser itinerantes, ir de pueblo en pueblo para anunciar y testimoniar la alegría del Reino. En nuestros ambientes, en nuestras familias, en nuestras comunidades podemos vivir esta misión. Demos gracias señor y alegrémonos de poder compartir su misión en medio de tanta necesidad de Buena Noticia.

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