EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

sábado, 12 de enero de 2013

LA ALEGRÍA DEL AMIGO

“El Evangelio de Hoy”: Juan 3,22-30

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea, se quedó allí con ellos y bautizaba. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque había allí agua abundante; la gente acudía y se bautizaba. A Juan todavía no le habían metido en la cárcel.
Se originó entonces una discusión entre un judío y los discípulos de Juan acerca de la purificación; ellos fueron a Juan y le dijeron: "Oye, rabí, el que estaba contigo en la otra orilla del Jordán, de quien tú has dado testimonio, ése está bautizando, y todo el mundo acude a él." Contestó Juan: "Nadie puede tomarse algo para sí, si no se lo dan desde el cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: "Yo no soy el Mesías, sino que me han enviado delante de él." El que lleva a la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada. Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar." Palabra del Señor.

Reflexión

En el Evangelio de Hoy Juan Bautista deja claro que Jesús ha recibido un don superior al suyo, por tanto, es normal que ahora la gente siga a Jesús. Juan introduce en la conversación la imagen del amigo del esposo para que sus discípulos comprendan lo que le separa de Jesús. Al aplicarse a sí mismo el título de amigo del esposo, Juan Bautista quiere comparar su ministerio con la acción que ejerce un amigo sobre la novia; ha purificado a la novia (El Pueblo de Dios) con la conversión; la ha presentado a su novio al designar a éste como el cordero de Dios. Lejos de entristecerse por el éxito de Jesús, Juan se alegra. El amigo del novio tenía como misión durante la boda fomentar la alegría y mantenerla viva. Juan es fiel a esa función. Ahora ha llegado el momento de disminuir para que Jesús emprenda su misión reveladora del Dios amigo y cercano.
 
Nuestra misión como Iglesia que nace de Jesús, la misión de todos los seguidores de Jesús no es otra que gozarnos por el Reino que crece en la medida que disminuye el egoísmo y la injusticia en el mundo.  Fomentar la igualdad, vivir la fraternidad, celebrar la vida y cuidarla, hace crecer y ver el Reino de Dios como una realidad en proceso dinámico que aporta esperanza y vida nueva. Esa es nuestra misión siguiendo los pasos de Jesús, y como Juan bautista, presentándolo siempre a él como el centro de nuestra fe y de nuestra esperanza.

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