EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

viernes, 30 de noviembre de 2012

LLAMADA Y RESPUESTA, MOVIMIENTO


“El Evangelio de Hoy”: Mateo 4,18-22

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Vengan y síganme, y los haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Palabra del Señor.

Reflexión.

La fiesta de San Andrés nos trae este texto del Evangelio según San Mateo en el que se nos habla de la llamada a seguirle que Jesús dirige a sus primeros discípulos. Estos no hacen ningún cursillo de preparación antes de iniciar su camino tras los pasos de Jesús. Son trabajadores y Jesús va a encontrarlos a sus lugares de trabajo diario. Lo importante es escuchar el llamado y buscar un encuentro personal con el que le invita a cambiar sus vidas.
 
Una de las realidades, contadas por los evangelistas, que más nos sorprenden es que esos discípulos responden con una generosidad, prontitud y decisión extraordinarias, ya que comprenden qué les pide Dios por medio de la voz de una persona que para ellos era casi un desconocido. Ese llamado tiene varios momentos. Primero, un encuentro con Jesús, quien, mientras ellos se ocupan de su sustento, él se consagra a la predicación del evangelio. Segundo, después del encuentro viene la invitación para que lo acompañen y algún día se conviertan en pescadores de la nueva humanidad. El camino que él les propone tiene un comienzo, pero es una incógnita todavía su final. El tercer momento es la respuesta, que implica dejarlo todo, romper con la vida anterior y lanzarse hacia lo desconocido. Cuando Dios llama, nuestra respuesta nos moviliza. Muestra de ello es el testimonio bíblico de Abrahán, Moisés, Jacob, los profetas, María, Jesús mismos a partir de su bautismo… El compromiso de fe se vive como un desplazamiento, un cambio de vida, una respuesta a la llamada de Dios.
 
 No es un camino para todos ni todas, sino para aquellos y aquellas que quieren estar con él. Para la multitud Jesús procurará una formación más general, un mensaje más sencillo y simbólico. Para sus seguidores, hombres y mujeres de toda clase, raza y nación, Jesús les propone un camino nuevo, un seguimiento radical encaminado a la transformación de la realidad de acuerdo a la voluntad de Dios de humanizar la vida de su pueblo. ¿Cómo seguimos nosotros a Jesús hoy?

jueves, 29 de noviembre de 2012

El FIN DE LA MALDAD

“El Evangelio de Hoy”: Lucas 21, 20-28

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando vean a Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan que está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza; se acerca su liberación". Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús prevé la destrucción de Jerusalén como una tragedia para sus habitantes, pero como una oportunidad para sus seguidores. A diferencia de otros grupos religiosos, que estaban atados al territorio, a las ciudades, a las edificaciones y a las instituciones, el cristianismo es capaz de recrearse en cada lugar y cultura. No depende de una raza o de unos edificios, sino que viaja como palabra de vida en el corazón de los creyentes. Mientras las potencias mundanas se turnan para imponer sus políticas o estilos de vida, el cristianismo busca que quienes lo acogen sepan traducirlo en gestos cotidianos y no sólo en documentos, consignas o programas. Mientras que los tiempos de crisis significan el final de una época, de una cultura, de una nación, por el contrario la crisis es el elemento en el que el cristianismo se fortalece, a partir de una oferta de crecimiento personal, grupal y social. Jesús llama a sus seguidores para que levanten la cabeza y se sientan libres y liberados ante la inminencia del final del territorio de Judá. El cambio no es el fin, sino el comienzo de un nuevo camino. – ¿Cómo podemos responder a las voces que anuncian el final del cristianismo? (Servicios Koinonía)

miércoles, 28 de noviembre de 2012

LA PERSEVERANCIA

“El Evangelio de Hoy”: Lucas 21, 12-19

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Les echarán mano, los perseguirán, estregándolos a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendrán ocasión de dar testimonio. Hagan propósito de no preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario de ustedes. Y hasta sus padres, y parientes, y hermanos, y amigos los traicionarán, y matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus vidas". Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús y su grupo se encuentran muchos enemigos a partir que la crítica de Jesús desenmascara a los actores poderosos locales con sus instituciones y a los invasores imperiales que le dirigen desde Roma. San Lucas nos recuerda que ese riesgo es un elemento constitutivo del evangelio. No se puede pretender cambiar el mundo, sin que al mismo tiempo ese mundo se vuelva en contra.  Vivir la verdad, buscar esta verdad dignificante y humanizante, choca frontalmente contra una clase social poderosa que se alimenta de las injusticias y de los abusos contra todo un pueblo. La respuesta de la institución es radical y genocida: odio, persecución, encarcelamiento y muerte.
 
¿Cómo vivió la naciente comunidad de seguidores de Jesús esta realidad? ¿Cómo sobrevivió a tan cruel situación? El mérito del cristianismo, en sus primeros siglos de existencia, fue el de servir de levadura que transformó la situación de millones de personas marginadas; el gran riesgo que corrió fue el de asimilarse a la cultura dominante y terminar siendo parte de lo que quería cambiar. Una buena alternativa para el cristianismo es dejar que Jesús nos dé nuevamente la prudencia y la elocuencia de su Palabra. Volver una y otra vez a la fuente, vivir la perseverancia de manera serena como quienes vivimos en Cristo para siempre. El asunto es que no siempre creemos en las Palabras y en las prácticas de Jesús y terminamos convirtiéndonos nosotros a la cultura y a la práctica de nuestra sociedad en vez de buscar cambiar esa cultura de muerte y esa práctica injusta de nuestra sociedad. Cuando peor nos sintamos recordemos estas palabras del Señor: “Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus vidas".

martes, 27 de noviembre de 2012

LA DESTRUCCIÓN DEL MAL


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 21, 5-11

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contemplan, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido."
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contestó: "Cuidado con que nadie les engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca", no vayan tras ellos.
Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."
Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Palabra del Señor.

Reflexión

El templo de Jerusalén era una gran construcción que había sido levantado en 80 años de trabajo, de sacrificio y de recursos pagados por un pueblo pobre; no había templos de religiones conocidas en la época que le superara. Su belleza y amplitud llevaba a exclamaciones y ponderaciones como nos dice El Evangelio de Hoy. Jesús interpela a sus auditores y les hace pensar un momento en todo eso, se sitúa críticamente invitando a evaluar su utilidad y durabilidad. Las personas que se había sacrificado para esta construcción, eran felices ¿qué aporta el templo a los ciudadanos que lo utilizan para sus prácticas religiosas? ¿Cuál es la situación económica de la gente en general? ¿Produce paz, produce fraternidad e igualdad?...
 
Toda práctica colectiva debe colectivamente resultados integrales. La crítica de Jesús pone en evidencia cómo la voluntad humana de poder se encubre con espléndidos edificios religiosos y con teologías no menos sofisticadas.  En la actualidad tenemos una situación semejante; sólo que ahora no se cometen esas injusticias a nombre de la religión, sino del ‘progreso’, la tecnología, la eficacia o el crecimiento económico. Muchas guerras, catástrofes e injusticias se evitarían si, de una vez para siempre, los seres humanos aprendieran el significado de los límites que la misma existencia impone. Las construcciones no pueden sobrepasar las posibilidades reales de los pueblos.
 
El Evangelio de Hoy nos recuerda que la confianza hay que ponerla en Dios y su promesa de salvación. Lo que hay que ponderar no son las bellezas físicas y las majestuosidades de nuestros lugares  de cultos sino, las buenas relaciones entre las personas y las prácticas que nos eternizan, siguiendo a Jesús. Lo que Jesús anuncia no es la destrucción y el caos, Él solo recuerda lo que todo el mundo sabe: en el universo se dan catástrofes, fuertes vientos que destruyen, terremotos que desmoronan hasta las mejores construcciones, guerra las demoledoras. Nada de eso es el fin, el fin es la vida en Dios, la paz universal, el Reino de Dios.

lunes, 26 de noviembre de 2012

LA CALIDAD DE NUESTRA PRÁCTICA


 “El Evangelio de Hoy”: Lucas 21, 1-4

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra; pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir". Palabra del Señor.

Reflexión
En el Evangelio de Hoy escuchamos a Jesús decir: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie”. Sin embargo, lo que había ofrendado eran dos reales, mientras que los otros posiblemente habían donado cientos o miles. ¿Por qué la viuda ha echado más? Porque era todo lo que tenía, porque esos dos pesos eran su riqueza, su seguridad y se había despojado de todo para donarlo. Arriesgarlo todo significa darse, ofrecerse, despojarse. Eso fue lo que hiso Jesús, no ofrecer cosa externas sino ofrecerse él y nos dijo, “hagan esto en conmemoración mía”.  Cada día nos encontramos con situaciones que exigen de nosotros esfuerzos grandes para comprenderlas o para remediarlas. Posiblemente digamos que no tenemos o que no contamos con los recursos o las fuerzas o las herramientas necesarias para actuar. No olvidemos que Jesús valora, no las cantidades sino la calidad. Lo importante no es dar el diezmo, lo importante y esencial es vivir la generosidad, compartir lo que somos y tenemos de manera confiada y alegre. Esta es la vía de la salvación y la realización humana. El donativo de la viuda pobre es mayor, porque ella da con mayor generosidad al entregar hasta lo único que tiene para vivir. Preguntémonos hoy por la calidad de nuestra práctica de fe. Y no olvidemos que no se trata de cumplir con Dios sino de vivir los valores que Jesús nos ha enseñado y dejado en herencia espiritual.

domingo, 25 de noviembre de 2012

INTRODUCIR VERDAD


“El Evangelio de Hoy”: Juan 18, 33b-37

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús le contestó: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?" Pilato replicó: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?" Jesús le contestó:
"Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí." Pilato le dijo: "Conque, ¿tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz." Palabra del Señor.

Reflexión invitada INTRODUCIR VERDAD       
JOSÉ ANTONIO PAGOLA

El juicio contra Jesús tuvo lugar probablemente en el palacio en el que residía Pilatos cuando acudía a Jerusalén. Allí se encuentran una mañana de abril del año treinta un reo indefenso llamado Jesús y el representante del poderoso sistema imperial de Roma.
 
El evangelio de Juan relata el dialogo entre ambos. En realidad, más que un interrogatorio, parece un discurso de Jesús para esclarecer algunos temas que interesan mucho al evangelista. En un determinado momento Jesús hace esta solemne proclamación: “Yo para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”.
 
Esta afirmación recoge un rasgo básico que define la trayectoria profética de Jesús: su voluntad de vivir en la verdad de Dios. Jesús no solo dice la verdad, sino que busca la verdad y solo la verdad de un Dios que quiere un mundo más humano para todos sus hijos e hijas.
 
Por eso, Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Habla con sinceridad, pero sin dogmatismos. No habla como los fanáticos que tratan de imponer su verdad. Tampoco como los funcionarios que la defienden por obligación aunque no crean en ella. No se siente nunca guardián de la verdad sino testigo.
 
Jesús no convierte la verdad de Dios en propaganda. No la utiliza en provecho propio sino en defensa de los pobres. No tolera la mentira o el encubrimiento de las injusticias. No soporta las manipulaciones. Jesús se convierte así en “voz de los sin voz, y voz contra los que tienen demasiada voz” (Jon Sobrino).
 
Esta voz es más necesaria que nunca en esta sociedad atrapada en una grave crisis económica. La ocultación de la verdad es uno de los más firmes presupuestos de la actuación de los grandes poderes financieros y de la gestión política sometida a sus exigencias. Se nos quiere hacer vivir la crisis en la mentira.
 
Se hace todo lo posible para ocultar la responsabilidad de los principales causantes de la crisis y se ignora de manera perversa el sufrimiento de las víctimas más débiles e indefensas. Es urgente humanizar la crisis poniendo en el centro de atención la verdad de los que sufren y la atención prioritaria a su situación cada vez más grave.
 
Es la primera verdad exigible a todos si no queremos ser inhumanos. El primer dato previo a todo. No nos podemos acostumbrar a la exclusión social y la desesperanza en que están cayendo los más débiles. Quienes seguimos a Jesús hemos de escuchar su voz y salir instintivamente en su defensa y ayuda. Quien es de la verdad escucha su voz.

sábado, 24 de noviembre de 2012

ECONOMÍA Y RESURRECCIÓN

“El Evangelio de Hoy”: Lucas 20, 27-40

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano". Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella". Jesús les contestó: "En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos están vivos".
Intervinieron unos letrados: "Bien dicho, Maestro". Y no se atrevían a hacerle más preguntas. Palabra del Señor.

Reflexión

En El Evangelio de Hoy, se continúa el itinerario de Jesús, la ciudad de Jerusalén que es el escenario de su confrontación final con los representantes del Israel institucional. La tercera escena ocurre en el interior del Templo. El dilema que los saduceos le plantean a Jesús aunque pueda parecer un problema religioso, es en realidad un problema económico. Como bien sabemos, la mujer era uno de las posesiones del varón, bien fuera éste el Padre o el esposo. Y como cualquier otro bien era transferible o abandonable.
 
Después de siete matrimonios legítimos en los que ella cambio de dueño, el problema era saber a quién le pertenecía. Por eso, la respuesta de Jesús coloca el problema en otro ámbito, porque la resurrección representa otro régimen de vida en el que las instituciones antiguas hechas para sujetar y controlar pierden su vigencia y las personas adquieren un nuevo estatus que los iguala en libertad y autonomía al de los ángeles.
 
 En la teología del ‘Dios de los vivos’ lo importante no es la legitimación de las ventajas económicas, sino la dignidad y la autonomía de la vida humana, percibida como un valor en sí mismo y no sometido a las veleidades de la conveniencia económica o de los prejuicios sociales y políticos.  (Servicios Koinonía)

viernes, 23 de noviembre de 2012

ESPACIOS PARA SERVIR


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 19, 45-48

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos". Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios. Palabra del Señor.

Reflexión

Ya en Jerusalén, Jesús se da cuenta de la  enorme perversión que se vive hasta en el templo, porque en ese recinto sagrado se refugian los que buscan ávidamente el poder económico y lo cubren legalmente con una fachada religiosa. El cambio inequitativo de la moneda imperial por la moneda del Templo era ocasión para que las personas pobres se vieran despojadas de los centavos con los que acudían en peregrinación al Templo. La indignación que siente Jesús al darse cuenta de las injusticias que se cometen en detrimento de los  menos favorecidos económicamente, le lleva al enfrentamiento definitivo con los encargados de las instituciones públicas y religiosas.
 
Nuestras sociedades actuales se nutren, al igual que en la época de Jesús, de intercambios inequitativos en los que las naciones pobres pagan precios exorbitantes por tener acceso a algunas cosas básicas como la tecnología o los recursos energéticos. Pero todo se cubre con el manto de la burocracia económica que defiende tales desventajas y las presenta inclusive como la máxima expresión civilizadora. Al igual que Jesús debemos desterrar de nuestros intercambios estas medidas ventajosas, aunque sean legales. Que nuestras comunidades cristianas y sus líderes más “comprometidos” en ellas, no se conviertan en explotadoras de los hermanos y hermanas, sino en servidores sinceros y transparentes que viabilizan el crecimiento espiritual e integral.

jueves, 22 de noviembre de 2012

IR MÁS ALLÁ DE LAS APARIENCIAS


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 19, 41-44

Lectura del santo evangelio según san Lucas:
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida". Palabra del Señor.

Reflexión

En estos días hemos vuelto a vivir el terror de la violencia mortal en torno a Israel y los palestinos de la ciudad de Gaza. No hay paz todavía. Aunque se haya firmado la tregua sabemos que pronto reiniciarán las maniobras de ambos lados aunque de manera desigual. En todos nuestros pueblos se vive una especie de irracionalismo que nos lleva a sembrar la muerte en vez de abonar la vida poco a poco.

Legando a Jerusalén Jesús llora de indignación no comprende por qué  los líderes de las instituciones que conducen la vida en estos territorios son capaces de vivir tan ciegos. Ante la vista de las magnificas edificaciones de Jerusalén Jesús lamenta que detrás de esa belleza arquitectónica se oculte la violencia, la injusticia y la impiedad. Todo el despliegue cultual, ritual e institucional que pretende mostrar a Dios en realidad lo oculta. Y, tal vez, el mayor conflicto que se encubre tras esos magníficos muros es el acuerdo entre las autoridades locales y los invasores romanos para oprimir y explotar a ese pueblo fiel y creyente que vive su fe en medio de grandes contradicciones. Esta lamentación de Jesús se hizo realidad unos treinta años después de su muerte cuanto la guerra entre los fanáticos religiosos judíos y los ejércitos romanos condujeron a la destrucción del Templo, la Ciudad y la Nación.

No nos durmamos en nuestros laureles, dentro de pocos días nuestras ciudades se embellecerán con las brillantes luces,  los arreglos navideños y todo el despliegue publicitario  que ocultará la violencia, la injusticia y las grandes contradicciones que incrementan con el crecimiento de la ciudad. Jesús hace un llamado para que hagamos de nuestras ciudades y nuestras relaciones un espacio de paz. Pero no de la paz comprada al precio de la sangre, sino aquella que proviene del bienestar y de la armonía de las relaciones humanas. La justicia nos ayuda a crecer en la práctica de la igualdad. Podemos crecer hasta económicamente y en bienestar, pero para ellos habremos de compartir para que no crezcamos unos a costa de los otros sino juntos como pueblo. La justicia es una urgencia que no podemos descuidar.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

LA EFICACIA DE LOS ADMINISTRADORES


 “El Evangelio de Hoy”: Lucas 19, 11-28.

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el Reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: "Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negocien mientras vuelvo".
Sus conciudadanos, que le aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey". Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez". Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades". El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco". A ése le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades". El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres un hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras". Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses".
Entonces dijo a los presentes: "Quítenle a éste la onza y dénsela al que tiene diez". Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas". Les digo: "Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a esos enemigos míos que no me querían por rey, tráiganlo acá y dególlenlo  en mi presencia"". Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.  Palabra del Señor.

Reflexión

Jesús continúa hablando desde Jericó, ciudad de paso hacia Jerusalén. No nos olvidamos que ya en Jericó Jesús ha transformado la vida del ciego, le ha acompañado en su paso hacia la claridad, la libertad y la visibilidad. También, vimos ayer la transformación de Zaqueo, quien pasa de amante solamente del dinero, de insignificante y marginado pecador público, a solidario y desvolvedor convertido a la fraternidad. El Evangelio de Hoy anuncia otra transformación: la eficacia de los administradores que, en la parábola, trabajan en la ausencia de su rey. Los príncipes de los pequeños reinos recibían el título de manos de emperadores o reyes más poderosos. Los administradores eran hombres de confianza y de probadas capacidades. Por esta razón, la reacción del administrador inútil que denigra de su patrón, pone en evidencia la ineficacia de su gestión y su encubierto acuerdo con los enemigos del rey.
 
Con esta parábola el evangelista Lucas nos prepara para comprender el ascenso de Jesús a Jerusalén y su confrontación con los administradores inútiles que convirtieron al Israel de esa época en un pueblo miserable e inconscientemente opuesto a la voluntad de Dios. Las manos que tenían los recursos para obrar el bien y preparar el retorno del rey, se volvieron inútiles e incluso se preparan para deponerlo. En la vida cristiana ocurre algo semejante. Dios nos da todas las capacidades y los recursos para que nuestras manos continúen su obra creadora; sin embargo, podemos caer en la tentación de olvidarnos de su voluntad e incluso de crear realidades contrarias a su venida.
 
Ahora que en nuestro medio vivimos crisis profundas de credibilidad debido a la ineficacia de los administradores de nuestros pueblos, quienes en vez de fomentar la igualdad, la justicia,  las oportunidades y el bien común; en vez de preparar un futuro prometedor para las generaciones venideras, se han dedicado a enriquecerse ellos, creando déficits tras déficits.  De nada nos serviría, tampoco, quedarnos instalados en críticas opositoras y oportunistas y estériles. Somos invitados a la creatividad, a la coherencia y la vigilancia capaz de producir las actitudes que hacen presente el Reino de Dios. Pensemos en grande mirando al futuro y actuemos en lo concreto de nuestros espacios y nuestro tiempo viviendo con los pies sobre la tierra. Que nuestra manera de vivir constituya una protesta radical contra todo lo que denigra la vida, la justicia y la fraternidad.

martes, 20 de noviembre de 2012

COMO ZAQUEO, NOSOTROS TAMBIÉN


 “El Evangelio de Hoy”: Lucas 19, 1-10

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió en una higuera para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".
El bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador". Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más". Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido". Palabra del Señor.

Reflexión.

"Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más". La decisión de Zaqueo es clara y concreta. Experimenta una transformación radical. Se siente delicadamente tenido en cuenta por Jesús quien se acerca a él sin prejuicios, no lo juzga ni lo condena. Es a ese tipo de encuentro personal, a este tipo de experiencia que tenemos que llegar nosotros para poder operar una real conversión, transformación que nos llene de la fuerza necesaria para poder decidir acogernos al amor de a Dios y a su misericordia como lo más importante y preciado.

En Jericó, ciudad de paso hacia Jerusalén, Jesús realiza varios signos que dejan ver la presencia de Dios en medio de su pueblo aliviando sus sufrimientos y anunciando su Reino de amor, de justicia y fraternidad. Aunque no acostumbramos verlo así, el mayor milagro que hizo Jesús en su paso por esa legendaria ciudad fue ayudarle a Zaqueo a que creciera en solidaridad, amor y justicia. Como cobrador de impuestos, él tenía acceso a una enorme cantidad de recursos, pero sin embargo era despreciado. Zaqueo consigue crecer con el llamado de Jesús y no encaramándose en los árboles. Quienes vivimos encaramados en nuestras opciones individuales sin tener en cuenta nuestra realidad con sus necesidades y urgencias, somos incapaces de sensibilizarnos frente al sufrimiento ajeno. Por eso Jesús llama a Zaqueo y nos llama a nosotros a “bajar para el encuentro con Dios”.

El evangelio de Hoy  nos invita a que, como Zaqueo, crezcamos ayudados por las enseñanzas de Jesús y que no nos trepemos en nuestros logros, en nuestros títulos o en nuestras seguridades económicas con el pretexto de buscarlo a Él. La grandeza de Zaqueo no está en su estatura, sino en la capacidad de transformar su corazón para cambiar el mal que había hecho y restituir la injusticia en la que vivía tan cómodamente. Así como los ojos del ciego se abrieron para seguirlo, el corazón de Zaqueo se abre para servirlo. Hoy tenemos una nueva oportunidad de crecer en nuestra adhesión y seguimiento  de Jesús.

lunes, 19 de noviembre de 2012

SEÑOR QUE VEA DE NUEVO


 “El Evangelio de Hoy”: Lucas 18, 35-43

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello, y le explicaron: "Pasa Jesús Nazareno". Entonces gritó: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!"
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" El dijo: "Señor, que vea otra vez". Jesús le contestó: "Recobra la vista, tu fe te ha curado". En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios. Palabra del Señor.

Reflexión

El Testo evangélico de la sanación del ciego de Jericó es una gran invitación a ver de nuevo. Preguntémonos ¿Cómo hemos visto hasta ahora? ¿Cuáles son nuestras maneras de ver las diferentes realidades a nuestro alrededor? Ver de nuevo significaría, estar abiertos a lo que Dios nos pide hoy en medio de nuestras situaciones. Es el ejercicio profético que nos aportan los escritos de la Biblia que llamamos proféticos. Estar atentos y atentas para discernir qué nos dice Dios en la coyuntura actual, para ponernos a su servicio comunicando a los  otros el mensaje de Dios. Descubrir la voluntad de Dios para vivirla.
 
Al igual que el ciego de Jericó, muchos vemos de manera equivocada a Jesús. El ciego veía a Jesús como ‘hijo del rey David’ y restaurador de la monarquía, Jesús no era muy partidario de las connotaciones de ese mesianismo. De hecho, Él no intenta cambiar esta visión por medio de discursos o reprobaciones sino con el ejemplo y la acción. La vista recobrada le permite al ciego ir detrás de Jesús y descubrir por sus propios medios quién era realmente Él. Ver otra ves significa ver de manera nueva, cambiar, dignificarse.
 
Pongamos mucha atención pues en nuestro tiempo asistimos a una situación semejante. Muchas personas  buscan a Jesús porque lo ven como una fuente de milagros o, incluso, de poder. Otras lo siguen impresionadas por los títulos con los que se exalta su figura. El evangelio nos invita a pedirle a Jesús que sea Él quien abra nuestros ojos para que seamos nosotros mismos quienes lo descubramos en los rostros de las personas que lo sirven en los más pobres y que sufren al defender a las víctimas y al exigir justicia, como Él lo hizo hace dos milenios. Dejemos que Jesús abra nuestros ojos. No tengamos miedo a ver lo que antes no alcanzábamos a ver. Admitamos nuestras cegueras y pidámosle a Jesús que tenga compasión de nosotros y nuestras gentes.

domingo, 18 de noviembre de 2012

NADIE SABE EL DÍA

“El Evangelio de Hoy”: Marcos 13, 24-32

Lectura del santo evangelio según san Marcos:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducen que el verano está cerca; pues cuando vean ustedes suceder esto, sepan que él está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre." Palabra del Señor.

Reflexión Invitada: NADIE SABE EL DÍA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA,

El mejor conocimiento del lenguaje apocalíptico, construido de imágenes y recursos simbólicos para hablar del fin del mundo, nos permite hoy escuchar el mensaje esperanzador de Jesús, sin caer en la tentación de sembrar angustia y terror en las conciencias.
 
Un día la historia apasionante del ser humano sobre la tierra llegará a su final. Esta es la convicción firme de Jesús. Esta es también la previsión de la ciencia actual. El mundo no es eterno. Esta vida terminará. ¿Qué va a ser de nuestras luchas y trabajos, de nuestros esfuerzos y aspiraciones?
 
Jesús habla con sobriedad. No quiere alimentar ninguna curiosidad morbosa. Corta de raíz cualquier intento de especular con cálculos, fechas o plazos. “Nadie sabe el día o la hora…, sólo el Padre”. Nada de psicosis ante el final. El mundo está en buenas manos. No caminamos hacia el caos. Podemos confiar en Dios, nuestro Creador y Padre.
 
Desde esta confianza total, Jesús expone su esperanza: la creación actual terminará, pero será para dejar paso a una nueva creación, que tendrá por centro a Cristo resucitado. ¿Es posible creer algo tan grandioso? ¿Podemos hablar así antes de que nada haya ocurrido?
 
Jesús recurre a imágenes que todos pueden entender. Un día el sol y la luna que hoy iluminan la tierra y hacen posible la vida, se apagarán. El mundo quedará a oscuras. ¿Se apagará también la historia de la Humanidad? ¿Terminarán así nuestras esperanzas?
 
Según la versión de Marcos, en medio de esa noche se podrá ver al “Hijo del Hombre”, es decir, a Cristo resucitado que vendrá “con gran poder y gloria”. Su luz salvadora lo iluminará todo. Él será el centro de un mundo nuevo, el principio de una humanidad renovada para siempre.
 
Jesús sabe que no es fácil creer en sus palabras. ¿Cómo puede probar que las cosas sucederán así? Con una sencillez sorprendente, invita a vivir esta vida como una primavera. Todos conocen la experiencia: la vida que parecía muerta durante el invierno comienza a despertar; en las ramas de la higuera brotan de nuevo pequeñas hojas. Todos saben que el verano está cerca.
 
Esta vida que ahora conocemos es como la primavera. Todavía no es posible cosechar. No podemos obtener logros definitivos. Pero hay pequeños signos de que la vida está en gestación. Nuestros esfuerzos por un mundo mejor no se perderán. Nadie sabe el día, pero Jesús vendrá. Con su venida se desvelará el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos Dios.

sábado, 17 de noviembre de 2012

BÚSQUEDA PERSISTENTE


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 18, 1-8

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara". El Señor añadió: "Fíjense en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Les digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?  Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de Hoy nos invita a orar sin desanimarnos y sin ponerle fecha a Dios para que nos atienda. Nosotros somos los necesitados frente al Dios amor. La viuda es el símbolo de los desprotegidos en el pueblo de Dios, los más pobres e infelices. La única manera de obtener justicia es por medio de la autoridad de una instancia judicial.  Y ya nosotros sabemos bien cómo está funcionando la justicia humana hace tiempo, y cada día peor.  A diferencia de los fuertes, como los reyes, los magnates, los hacendados y la aristocracia sacerdotal, que contaban con ejércitos institucionales o personales para hacer valer sus pretensiones, el único recurso contra la violencia del adversario es la justicia. Hoy tendría que ser lo mismo pero ya sabemos  lo que pasa.
 
La Historia de la Salvación recogida como experiencia de fe en nuestra Sagrada Escritura, nos enseña cómo reaccionar frente a una realidad desprotegida e injusta. En la Biblia el ‘temor de Dios’ y el respeto a la humanidad son sinónimos de la justicia como único remedio eficaz contra la violencia con la que se busca hacer prevalecer los intereses de un grupo sobre el bien de la mayoría. Pero, cuando las virtudes del juez y las convenciones humanas fallan, el único recurso que queda es el de la resistencia en la pertinaz exigencia de la justicia, porque, si se acude a la violencia con los propios recursos, se cae en el juego del adversario. El mensaje de Jesús insiste en la capacidad de resistencia, tenacidad y paciencia de sus seguidores, capacidad que los lleva no sólo a sobreponerse a la adversidad, sino a dar una respuesta serena y creativa a los límites que imponen las conveniencias sociales.
 
Hoy más que nunca necesitamos actuar con sabiduría. No podemos dejarnos llevar por las pasiones y los enfados incontrolados. Exigir justicia una y otra ves como la viuda del evangelio, no cansarnos de decir la verdad y buscar la justicia a través de medios adecuados. Dios nos sostenga en nuestras búsquedas. Amén.

viernes, 16 de noviembre de 2012

RECOMPOSICIÓN


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 26-37

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre. Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acuérdense de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará. Les digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán, estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejaran; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán".
Ellos le preguntaron: "¿Dónde, Señor?" El contestó: "Donde está el cadáver se reunirán los buitres". Palabra del Señor.


Reflexión
El Evangelio de Hoy está lleno de símbolos y acontecimientos que expresan la cosmovisión de distintas épocas de la historia de salvación y la constante presencia del  Dios de la Alianza. Noé, Lot y el Hijo del Hombre son figuras simbólicas que marcan el final de una época y el comienzo de otra. En el caso de Noé representa el orden, posterior a la violencia de Caín; fueron profundizándose los conflictos hasta que quedó amenazado no sólo el orden social e histórico, sino el mismo orden natural y cósmico. El Diluvio es, entonces, un símbolo del naufragio de un orden social y la instauración de un nuevo orden por medio de una alianza, que tiene por emblema un arcoíris. En el caso de Lot está representado el fracaso de las ciudades para realizar la voluntad de Dios; la lluvia de fuego y azufre es el final simbólico de la pretensión de contener la violencia por medio de construcciones artificiales. El Hijo del Hombre es el símbolo con el que se identifica Jesús y que representa el final de la violencia legitimada por medio del Templo, la Ley y el comercio. Cada personaje y cada  acontecimiento da paso a un pueblo renovado en su fe y dispuesto a recomponer todo su ser y quehacer.
 No son figuras que busquen  el miedo y la parálisis sino todo lo contrario. La experiencia acumulada en nuestra historia tiene mucho que enseñarnos para vivir nuestro tiempo de manera sabia y decidida. El evangelio quiere mostrarnos cómo esos límites comportan a su vez nuevas posibilidades. La Alianza con Dios redime la violencia generalizada en la historia de Noé; la vida pastoril de Abraham es una alternativa contra la violencia de las fortalezas urbanas. La vida que Jesús, el “Hijo del Hombre” nos muestra nos hace hermanos y hermanas y nos da el poder de transformarlo todo desde unas relaciones realmente fraternas y serviciales. Con todo lo que ya sabemos, vivamos nuestra cotidianidad seguros de que Dios nos acompaña con su amor y su misericordia. Intentemos dejarnos conducir por su Espíritu.  Todo irá bien, aún en medio de las dificultades propias de nuestra época.

jueves, 15 de noviembre de 2012

EL CUANDO Y EL DONDE DEL REINO DE DIOS


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 20-25

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino de Dios, Jesús les contestó: "El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque miren, el Reino de Dios está dentro de ustedes".
Dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que desearán vivir un día con el Hijo del hombre, y ni podrán. Si les dicen que está aquí o está allí, no se vayan detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación".  Palabra del Señor.

Reflexión

En el Evangelio de Hoy Jesús deja claro que El Reino de Dios no es un asunto geográfico como los reinos de este mundo, se trata de un estado de la realidad de acuerdo con la voluntad de Dios. Los grupos de la época de Jesús identifican el Reino con la dinastía davídica, con todas sus organizaciones, grupos e instituciones recreadas. Los grupos de fanáticos religiosos, como los fariseos, consideraban que era un asunto de perfeccionismo legal, y los grupos apocalípticos lo asimilaban a una catástrofe cósmica que moviera los cimientos mismos de la historia de la humanidad. Algunas de estas maneras de pensar persisten aún entre los hombres y mujeres de hoy organizados en distintas iglesias.
 
La comunidad cristiana, en sus inicios, descubría los signos del Reino en la acción redentora de Jesús sobre pobres, marginados, pecadores, enfermos, endemoniados y extranjeros. Es decir, identificaban el Reino con un orden de salvación en el que los límites humanos eran superados por acciones misericordiosas y servicios solidarios. En nuestra época, muchos identifican el fin del mundo con las catástrofes naturales o con los desastres ambientales producto de la industrialización; otros confían en que la salvación les vendrá de un ahorro programado o de una dieta rejuvenecedora. Los seguidores de Jesús seguimos confiando en la eficacia del amor universal y del servicio desinteresado. Por eso estamos llamados a ser creativos para concretizar el crecimiento del Reino de Dios desde actitudes profundas que nos muevan a vivir el bien con nuestros hermanos y hermanas sin buscar ganancias que no sea el ver surgir una sociedad más humana que comparte los valores de la justicia y la fraternidad.

miércoles, 14 de noviembre de 2012


“El Evangelio de Hoy”: Lucas 17, 11-19

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

En aquel tiempo, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros". Al verlos, les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes". Y mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado".  Palabra del Señor.

Reflexión

En el Evangelio de Hoy Jesús vive un gesto sublime al encontrarse con leprosos, que, por su enfermedad y fealdad, eran mortalmente despreciados. Incluso sus propios discípulos están ausentes de la escena. La sanación que Jesús obra sobre el grupo les restaura la salud y el Templo certifica el resultado por medio de una ofrenda. El samaritano, tratado como extranjero por sus propios correligionarios, es el único que retorna, porque se reconoce en deuda con Jesús y no con el Templo que nunca lo ha reconocido. El samaritano es el único que reconoce que la salud no se identifica con la salvación y que la única deuda que tiene es la de la gratitud. Con esta actitud reconoce que no sólo ha sanado su cuerpo, sino que ha restaurado su espíritu, es decir, ha entrado en el nuevo orden que es la salvación.(koinonía)