“El
Evangelio de Hoy”: Lucas 12, 49-53
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus
discípulos: "He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya
ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!
¿Piensan que he venido a traer al mundo la paz? No, sino división. En adelante,
una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres;
estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre
contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera
contra la suegra". Palabra del Señor.
Reflexión
En el Evangelio de
Hoy, el fuego y del agua representan la
presencia del espíritu Santo. El Fuego y el agua actúan al mismo tiempo en la
vida cristiana y en diferentes momentos de la vida cristiana: la iniciación
bautismal y la confirmación del compromiso. El bautismo que Jesús propone no
sólo sugiere un proceso de purificación, como los ritos judíos, o un proceso de
conversión, como exigía Juan Bautista. El bautismo cristiano es la inmersión en
el camino de Jesús, en sus convicciones y también en sus acciones y conducta.
En el bautismo en Jesús se crean lazos
fraternos y relaciones cercanas y eternas.
Claro está que nada
de esto se asume de manera automática como por magia. La realización del
bautismo se va concretando en el día a día del seguimiento de Jesús. Escuchando
diariamente la palabra de Dios que nos va guiando hacia la realización
definitiva, podemos ir discerniendo nuestras opciones fundamentales y creciendo
poco a poco en nuestro deseo de vivir en Cristo y dejar espacio en nuestra vida
para que Cristo se instale y salve.
Somos invitados a
profundizar nuestra identidad cristiana. Que nuestra división no esté constituida
por apologías estériles, sino por opciones radicales al servicio de nuestros
hermanos y hermanas. Nuestras convicciones no tienen que ser vividas en términos
de competencia contra nuestros semejantes sino a su servicio. Asumamos humildemente
nuestra vida en la fe y dejemos que sea el mismo espíritu el que nos vaya
suavemente impulsando hacia la obediencia a Dios en la práctica evangélica de
la vida fraterna y la búsqueda de justicia compartida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario