“El Evangelio de Hoy”: Lucas 7, 31-35
Lectura del santo evangelio según san
Lucas:
En aquel tiempo, dijo el Señor: "¿A
quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos?
Se parecen a unos niños, sentados en la
plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailan, cantamos
lamentaciones y no lloran."
Vino Juan el Bautista, que ni comía ni
bebía, y dijeron que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe,
y dicen: "Miren qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y
pecadores."
Sin embargo, los discípulos de la
sabiduría le han dado la razón." Palabra del Señor.
Reflexión.
Se nos está insistiendo en la necesidad de
dejarnos afectar por la Buena Noticia. La indiferencia es un mal profundo que
estanca y deja la historia correr a su propia suerte o en manos de las personas
inescrupulosas que solo trabajan por su propio interés. Este texto evangélico
es un llamado urgente a la conversión, al cambio sin demora, a implicarnos en
la puesta en práctica de nuestra fe. Ni el pasado ni el futuro son mejores o
peores que el presente, ahora es el momento de vivir lo que creemos, de compartir
nuestra fe. Superemos nuestra incoherencia entre fe y vida.
Existe una tendencia que acompaña a los
hombres y mujeres de todos los tiempos y es la de refugiarse ya sea en el
pasado glorioso o en el futuro incierto. Jesús nos enseña que Dios se revela en el aquí y el ahora de
nuestra existencia. La historia no es un cristal transparente donde miramos el
éxito o el fracaso de nuestras acciones, sino el escenario donde realizamos o
no la voluntad de Dios. Para realizar
su voluntad o pasarla de lado, tenemos que decidirlo conscientemente y dar los pasos de lugar. No es algo mágico
ni al azar. El cristiano aprende a bailar
la música que le toquen, pero siempre marcando su propio paso.
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