EVANGELIO DEL DOMINGO
"Velen, porque no saben el momento". San Marcos, 51-62.

miércoles, 4 de julio de 2012

JESUS EN LA OTRA ORILLA


“El Evangelio de Hoy” Mateo 8, 28-34

Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: "¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?"
Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: "Si nos echas, mándanos a la piara". Jesús les dijo: "Vayan". Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país. Palabra del Señor.

Reflexión
El Evangelio de Hoy comienza situándonos a Jesús en la otra orilla Recordemos que la otra orilla no significa solamente el otro lado del lago sino, la realidad de todos los marginados del sistema político, religioso y social.  Jesús se enfrenta a un dilema que ha cobrado particular relieve en nuestra época: o ayudar a los necesitados o preservar ciertas costumbres de un pueblo. Para nosotros es muy importante saber optar, ya sea por Jesús y su anuncio trascendente o por las corrientes sociales que dan prioridad a la economía y al consumo.
Jesús también ha tenido que elegir y ponerse prioritariamente de un lado. Por supuesto Jesús elige colocar a las personas en primer lugar y relativizar ciertas costumbres. Para entrar en contacto con estas dos personas que sufren Jesús debe superar los prejuicios de la gente y acogerlas, no obstante el hecho de habitar en un cementerio y de estar en contacto con cerdos que las vuelven impuras. Jesús relativiza los prejuicios sociales sobre la pureza o impureza de la gente e interviene para transformar la marginación a la que están sometidos los endemoniados. El ha venido a anunciar la Buena Noticia a los necesitados.
No es nada fácil reaccionar en contracorriente. Una vez liberados de esas fuerzas que los enajenan, pueden volver a sus casas. La acción es buena, pero la gente del lugar no acepta lo que hace Jesús y coloca sus prejuicios por encima de las necesidades de estos dos marginados y oprimidos. – Debemos preguntarnos cuántas veces nosotros damos más peso a costumbres que muchas veces son absurdas y no damos valor a las personas, sobre todo si son necesitadas y excluidas. En nuestra vida cotidiana el peso de las costumbres puede ser mayor que la libertad del evangelio. Pidamos a Jesús que nos el don del discernimiento y la sabiduría para que nos guíen en nuestro seguimiento de Jesús.

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